miércoles, marzo 17

Sigue tras [...] el amor (2 Tim. 2:22).


La devoción piadosa debe impulsarnos a obedecer el nuevo mandamiento de Jesús de “[amarnos] los unos a los otros” como él nos amó (Juan 13:34). El apóstol Juan dijo: “Pero el que tiene [los medios] de este mundo [para el sostén de la vida] y comtempla a su hermano tener necesidad, y cierra [la puerta de sus tiernas compasiones], ¿de qué manera permanece el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17). ¿Puede usted recordar ocasiones en las que haya demostrado su amor con acciones? Otra manera de demostrar amor es perdonar a nuestros hermanos y no guardarles resentimiento (1 Juan 4:20). Sigamos este consejo inspirado: “Continúen soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” (Col. 3:13). ¿Hay alguien con quien usted deba poner en práctica este consejo? Si así es, ¿lo hará?

Jesús y el buen samaritano. Lucas 10: 25-37.

25Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto y vivirás. 29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en
manos de ladrones, los cuales le despojaron: e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asímismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca
de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
34 Y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 36 ¿quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Vé y haz tú lo mismo.

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El buen samaritano

Jesús y la mujer samaritana