martes, octubre 19

¿Cómo adquirir conocimiento de Dios?


Algunos quizás duden de que Dios quiera darse a conocer al hombre. Si de veras quiere, ¿cómo lo hace?

JUAN CALVINO, reformador protestante del siglo XVI, concluyó correctamente que el hombre no puede por sus propios esfuerzos llegar a conocer a Dios a menos que Él se revele a la humanidad. No obstante, algunos tal vez se pregunten si Dios de veras se interesa en darse a conocer a los seres humanos. Y si está interesado en revelarse, ¿cómo lo hace?

Jehová, el “Magnífico Creador”, tiene una razón para todo lo que hace, y como “Dios Todopoderoso” está totalmente capacitado para llevar a cabo sus propósitos (Eclesiastés 12:1; Éxodo 6:3). Podemos estar seguros de que ha estado dispuesto a revelar sus propósitos al hombre, pues el profeta Amós escribió por inspiración divina: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Note, sin embargo, que la Biblia dice que Dios reveló sus propósitos únicamente a sus siervos, es decir, a los que lo amaban de verdad. Tal proceder es lógico, ¿cierto? ¿A quién le revela usted sus asuntos confidenciales? ¿A cualquier persona, o a sus amigos más allegados? (Amós 3:7; Isaías 40:13, 25, 26.)

La sabiduría y el conocimiento de Dios infunden admiración en los humildes. Esto es un hecho. Pero la Biblia indica que se necesita más que admiración para obtener verdadero provecho de la sabiduría y el conocimiento de Dios: ‘Hijo mío, si recibieres mis palabras,
Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a la prudencia,
Si clamares a la inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu voz;
Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros’ (Proverbios 2:1-4).

La persona humilde de corazón hace esa clase de esfuerzo por llegar a conocer a Dios y lo logra. Ese pasaje de Proverbios sigue diciendo: “Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”. Así es, quienes buscan sinceramente la verdad pueden entender “justicia, juicio
Y equidad, y todo buen camino.” (Proverbios 2:6-9).

En busca de la verdad
The Encyclopedia of Religion comenta: “La vida humana se caracteriza por la necesidad de distinguir entre lo real y lo irreal, lo poderoso y lo que no lo es, lo verdadero y lo engañoso, lo puro y lo contaminado, lo claro y lo confuso, así como de determinar los asuntos que se hallan en una zona gris”. A fin de satisfacer esa necesidad, la gente lleva mucho tiempo buscando la verdad. El salmista llama a Jehová “el Dios de la verdad”; de modo que, al grado que cada persona acuda a Jehová en busca de la verdad, a tal grado progresará en hallarla (Salmo 31:5).

El nombre Jehová significa literalmente “Él Hace que Llegue a Ser” (Génesis 2:4, nota). De modo que el significado mismo del nombre de Dios destaca que es el Creador y que tiene un propósito. En realidad, conocer y usar el nombre de Jehová es un sello distintivo de la religión verdadera. Jesús reconoció claramente este hecho. Respecto a sus discípulos, él dijo a Dios en oración: “Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” (Juan 17:26).

Apoyándose en su amistad con Dios, José, un hebreo de la antigüedad que se enfrentó con la tarea de revelar el significado de unos sueños, dijo con confianza: “¿No son de Dios las interpretaciones?” (Génesis 40:8; 41:15, 16).

Siglos después, el rey Nabucodonosor de Babilonia tuvo un sueño que sus sabios no pudieron interpretar. El profeta Daniel le aseguró al monarca: “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días” (Daniel 2:28).


El conocimiento de Dios se consigue a nivel individual, de familia y de congregación

Los ejemplos de José y Daniel demuestran que la sabiduría y el conocimiento de Dios están disponibles solo a quienes sirven a Jehová Dios. Ahora bien, conseguir el favor divino pudiera requerir abandonar algunos puntos de vista que tengamos. Eso fue precisamente lo que tuvieron que hacer los judíos del siglo primero que se convirtieron al cristianismo. Como desde niños se les había enseñado a respetar y obedecer las leyes establecidas por el sistema de cosas judío, necesitaron tiempo para aceptar a Jesús como el Mesías. Este había venido para cumplir la Ley mosaica, la cual sirvió como una "sombra de los bienes venideros” (Hebreos 10:1; Mateo 5:17; Lucas 24:44, 45). La Ley mosaica fue reemplazada por algo muy superior: “cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2; Romanos 13:10; Santiago 2:8).

Todos hemos nacido en un mundo alejado de Dios. Debido al pecado que heredamos de nuestros primeros padres, nacimos en un estado de enemistad con Dios, sin un conocimiento exacto de sus propósitos. También heredamos un corazón traicionero (Jeremías 17:9; Efesios 2:12; 4:18; Colosenses 1:21). Si queremos ser amigos de Dios, tenemos que aprender a conformar nuestro modo de pensar a los caminos de él. Lograrlo no es nada fácil.

Puede que nos cueste desechar ideas o prácticas religiosas falsas, sobre todo si nos las inculcaron de niños. Pero ¿es sensato seguir en un proceder equivocado? ¡Claro que no! Es mucho más prudente cambiar nuestra forma de pensar y así conseguir la aprobación de Dios.

El conducto que Dios utiliza para instruirnos
¿Dónde podemos encontrar ayuda para entender la Palabra de la verdad y luego vivir en conformidad con ella? En el antiguo Israel, Dios colocó hombres confiables y leales en puestos de responsabilidad para dirigir a la nación. Hoy día, Cristo, el Cabeza de la congregación cristiana, dirige de la misma manera a quienes sinceramente buscan la verdad. Lo hace mediante sus seguidores confiables y leales, que constituyen el conducto responsable de dirigir y proteger a los que de veras buscan la verdad (Mateo 24:45-47; Colosenses 1:18). Pero ¿cómo podemos identificar el conducto que Dios utiliza para instruirnos?

Los seguidores verdaderos de Jesucristo se esmeran por reflejar las mismas cualidades que él demostró como ser humano. En este mundo cada vez más perverso, es fácil reconocer a estos seguidores porque son los únicos que manifiestan dichas cualidades espirituales (véase el recuadro*). ¿Ve esas cualidades en los miembros de su religión o de las religiones de sus vecinos? Vale la pena que investigue este asunto con la ayuda de la Biblia.

*QUIENES TRABAJAN EN ARMONÍA CON DIOS...
... se mantienen neutrales en los conflictos políticos (Isaías 2:4).
... producen buen fruto al hacer la voluntad divina (Mateo 7:13-23).
... se tienen amor de verdad (Juan 13:35; 1 Juan 4:20).
... hablan todos en unidad (Miqueas 2:12).
... no imitan la mala conducta ni las actitudes impropias del mundo que los rodea (Juan 17:16).
... dan testimonio de la verdad y hacen discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20)
... se reúnen regularmente y se animan unos a otros (Hebreos 10:25).
... alaban a Dios (Revelación [Apocalipsis] 7:9, 10).

domingo, agosto 1

¿Escuchamos a Dios todos los días?



¿VERDAD que todos nos miramos con frecuencia al espejo? La mayoría lo hacemos al menos una vez al día, y algunos puede que más. La razón es que a todos nos importa cómo nos vemos.

Pues bien, leer la Biblia es como mirarse en un espejo (Santiago 1:23-25). Su mensaje inspirado por Dios nos permite ver nuestra verdadera personalidad. Como dice Hebreos 4:12, “penetra hasta dividir entre alma y espíritu”; es decir, nos ayuda a distinguir entre lo que parece que somos y lo que realmente somos. Y al igual que un espejo, nos muestra qué cambios debemos hacer.

Pero la Palabra de Dios no se limita a indicarnos los aspectos que debemos mejorar; también nos enseña la manera de lograrlo. El apóstol Pablo explicó que la Biblia cumple diversas funciones: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16, 17). Es interesante notar que de las cuatro funciones aquí mencionadas, tres —censurar, rectificar las cosas y disciplinar— conllevan cambios de actitud y conducta. Si nuestro exterior nos importa tanto que todos los días nos miramos en el espejo, ¿no debería importarnos más saber cómo somos en nuestro interior? Pues la única forma de averiguarlo es leyendo la Biblia a diario.

Recordemos qué fue lo que Jehová Dios le dijo a Josué cuando le confió la dirección de Israel: “Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente” (Josué 1:8). Para tener éxito en su labor, Josué tenía que leer la Palabra de Dios “día y noche”, esto es, de forma regular.

El Salmo 1 también destaca los beneficios de la lectura diaria de la Biblia. Allí dice: “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos, y en el camino de los pecadores no se ha parado, y en el asiento de los burladores no se ha sentado. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja. Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:1-3). Obviamente, todos queremos que nos vaya tan bien como al hombre que aquí se describe.

De ahí que muchas personas tengan la costumbre de leer la Biblia todos los días. Cuando se le preguntó a cierto cristiano por qué lo hacía, dijo: “Si oro a Dios varias veces al día y espero que me escuche, ¿no debería yo también escucharlo a él leyendo su Palabra a diario? Un buen amigo no habla todo el tiempo, también escucha”. En efecto, leer la Biblia es como escuchar a Dios diciéndonos lo que piensa sobre diversos temas.

Cómo lograrlo
Quizás ya haya intentado antes seguir un programa de lectura de la Biblia. Sin duda, leerla de principio a fin es una buena forma de profundizar sus conocimientos bíblicos. No obstante, hay quienes han empezado a hacerlo en numerosas ocasiones, pero no han conseguido terminarla por una razón u otra. ¿Le ha pasado a usted lo mismo? A continuación le damos dos sugerencias que pueden ayudarle a alcanzar la meta de leer la Biblia entera.


¿Por qué no aparta un momento para leer la Biblia cada día?
Fije un horario específico. Piense en qué momento del día podría leer la Biblia, y apártelo para ese fin. Pero por si algo le impide hacerlo en ese momento, tenga preparada también una segunda opción. De este modo será más difícil que pase un día sin que haya leído la Palabra de Dios. Así imitará a ciertos ciudadanos de la antigua Berea, de quienes se dijo que “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).


Tenga un objetivo claro. Por ejemplo, si quiere leer la Biblia entera en solo un año, tendrá que leer entre tres y cinco capítulos al día.

Pero no se conforme con leer la Biblia entera una sola vez. Puede usar el mismo método para hacerlo todos los años, quizás empezando por una sección diferente en cada ocasión. O si prefiere leerla a un ritmo más lento, puede repartir entre dos o más días la lectura asignada para un día.

La Palabra de Dios puede leerse multitud de veces, y siempre descubriremos detalles nuevos que afecten nuestra vida, cosas que nunca antes habíamos notado. ¿Sabe por qué? Porque “la escena de este mundo está cambiando” y, como resultado, nuestras circunstancias varían constantemente (1 Corintios 7:31). Por lo tanto, resuélvase a mirarse todos los días en el espejo de la Palabra de Dios, la Biblia. Así escuchará a diario lo que Jehová Dios le quiere decir (Salmo 16:8).

miércoles, junio 30

¿Por qué debo leer?


para jóvenes adolescentes...


“No tengo paciencia para leer. Prefiero ver la televisión.”—Margarita, de 13 años (Rusia).

“Si me dan a escoger entre leer un libro y jugar al baloncesto, escojo el baloncesto.”—Oscar, de 19 años (Estados Unidos).

SI HAS leído hasta aquí, probablemente sea porque reconoces la importancia de la lectura. Aun así, la idea de leer un libro o tan solo un artículo de una revista quizás te parezca como tener que tomar un jarabe: sabes que te conviene, pero prefieres evitarlo.

Se han entrevistado a jóvenes de once países para saber qué piensan sobre las dificultades y los beneficios de la lectura. A continuación te ofrecemos sus opiniones.

¿Por qué te cuesta tanto trabajo ponerte a leer?
“Pocas veces tengo tiempo para hacerlo.”—Semsihan, de 19 años (Alemania).
“La lectura exige mucho esfuerzo, y quizás soy un poco perezoso.”—Ezekiel, de 19 años (Filipinas).
“No me gusta que me obliguen a leer cosas aburridas.”—Christian, de 15 años (Inglaterra).
“Si el libro es delgado, tal vez me anime a leerlo. Pero si veo que es gordo, se me quitan las ganas.”—Eriko, de 18 años (Japón).
"Como me distraigo fácilmente, no puedo concentrarme.”—Francisco, de 13 años (Sudáfrica).


A los jóvenes cristianos se les anima a leer la Biblia (Salmo 1:1-3). ¿Te resulta difícil? Y si es así, ¿por qué razón?
“La Biblia es un libro tan grande... Parece que uno va a tardar toda la vida en leerlo.”—Anna, de 13 años (Rusia).

“Algunas partes me resultan pesadas y muy poco entretenidas.”—Jezreel, de 11 años (India).
“Me resulta difícil leer la Biblia con regularidad porque tengo un horario muy desorganizado.”—Elsa, de 19 años (Inglaterra).
“No es fácil porque las tareas y las actividades escolares me ocupan mucho tiempo.”—Zurisadai, de 14 años (México).
“Me cuesta trabajo leer la Biblia porque no sé cómo limitar el tiempo que dedico a mis aficiones.”—Sho, de 14 años (Japón)

Está claro que leer puede resultar difícil, pero ¿vale la pena? ¿Cómo te ha beneficiado a ti?


“La lectura ha ampliado mis conocimientos y me ha dado más seguridad en mí misma cuando hablo con la gente.” Monisha, de 14 años (India).
“Cuando leo, me relajo y consigo olvidar mis problemas.” Alison, de 17 años (Australia).
“Leyendo visito lugares que de otra forma nunca podría ver.”—Duane, de 19 años (Sudáfrica).
“Me ayuda a averiguar las cosas por mí mismo, y así no dependo de lo que otros me digan.”—Abihú, de 16 años (México).

RELACIONA LAS IDEAS
Trata de asociar lo que estás leyendo con lo que ya sabes sobre ti mismo y tu entorno. Pregúntate qué relación tiene el texto...

... con tus lecturas anteriores: ¿Se parecen estas situaciones o problemas a los descritos en otros libros, revistas o relatos que ya he leído? ¿Me recuerdan a otros personajes los protagonistas?
... contigo: ¿Tiene algo que ver la información con mis circunstancias, mi cultura y mis dudas? ¿Puedo usarla para resolver mis problemas o mejorar mi vida?
... con tu entorno: ¿Qué me enseña esta información sobre la naturaleza, el medio ambiente, las diversas culturas o los problemas sociales? ¿Qué me revela acerca del Creador?
¿Qué te ayudó a disfrutar de la lectura?

“Desde que era muy pequeña, papá y mamá me animaron a leer en voz alta.”—Tanya, de 18 años (India).
“Mis padres me enseñaron a usar la imaginación para visualizar lo que leía.”—Daniel, de 18 años (Inglaterra).
“Papá me recomendó que empezara por leer los libros de la Biblia que me resultaban más interesantes, como Salmos o Proverbios. Ahora leo la Palabra de Dios por placer y no por obligación.”—Charene, de 16 años (Sudáfrica).

Cuando cumplí cuatro años, ya tenía una mesa de escritorio y una estantería con todos los libros que mis padres habían ido reuniendo para mí desde que nací.”—Airi, de 14 años (Japón).

¿Por qué crees que es importante leer la Biblia?

“La gente tiene muchas ideas equivocadas sobre la Biblia, por eso es mejor comprobar por uno mismo cuáles son ciertas.” (Hechos 17:11.)—Matthew, de 15 años (Estados Unidos).
“Es verdad que leer la Biblia exige mucha meditación, pero hacerlo me ha ayudado a expresarme con más confianza y claridad cuando hablo a los demás de mis creencias.” (1 Timoteo 4:13.)—Jane, de 19 años (Inglaterra).
“Cuando leo la Biblia, siento que Dios me está hablando directamente. A veces me emociono.” (Hebreos 4:12.)—Obadiah, de 15 años (India).
“Cada vez disfruto más leyendo la Biblia porque me muestra lo que Dios piensa de mí y me da buenos consejos.” (Isaías 48:17, 18.) Viktoriya, de 14 años (Rusia).

¿Cómo te organizas para leer la Biblia con regularidad?
“Sigo un horario. Lo primero que hago al levantarme es leer un capítulo de la Biblia.”—Lais, de 17 años (Brasil).
“Tengo la costumbre de leer la Biblia y otras publicaciones cristianas en mi viaje diario en tren a la escuela. He podido hacerlo durante los últimos cuatro años.”—Taichi, de 19 años (Japón).
“Todas las noches antes de dormir, leo una porción de la Biblia.”—Maria, de 15 años (Rusia).
“Leo la Biblia por las mañanas antes de ir a la escuela.”—James, de 17 años (Inglaterra).

Estos comentarios muestran que la lectura puede darte más seguridad en ti mismo y ampliar tus conocimientos. Leer la Biblia y literaturas basadas en ella, también contribuirá a “ac[ercarte] a Dios” (Santiago 4:8). Así pues, aunque te parezca difícil, ¡no te rindas!

PARA PENSAR

¿Por qué es importante que leas la Palabra de Dios?
¿De dónde puedes ‘comprar tiempo’ para la lectura de la Biblia y publicaciones basadas en ella? (Efesios 5:15, 16.)

miércoles, junio 16

Why Does God Allow Suffering?


Why Does God Allow Suffering?

Has God caused the suffering in the world?

What issue was raised in the garden of Eden?

How will God undo the effects of human suffering?

AFTER a terrible battle in one war-torn land, the thousands of civilian women and children who had been killed were buried in a mass grave surrounded by markers. Each marker bore this inscription: “Why?” Sometimes that is the most painful question of all. People ask it sadly when war, disaster, disease, or crime takes their innocent loved ones, destroys their home, or brings them untold suffering in other ways. They want to know why such tragedies befall them.

2 Why does God allow suffering? If Jehovah God is all-powerful, loving, wise, and just, why is the world so full of hatred and injustice? Have you ever wondered about these things yourself?

3 Is it wrong to ask why God allows suffering? Some worry that asking such a question means that they do not have enough faith or that they are showing disrespect for God. When reading the Bible, however, you will find that faithful, God-fearing people had similar questions. For example, the prophet Habakkuk asked Jehovah: “Why is it that you make me see what is hurtful, and you keep looking upon mere trouble? And why are despoiling and violence in front of me, and why does quarreling occur, and why is strife carried?”—Habakkuk 1:3.

Jehovah will end all suffering

4 Did Jehovah scold the faithful prophet Habakkuk for asking such questions? No. Instead, God included Habakkuk’s sincere words in the inspired Bible record. God also helped him to get a clearer understanding of matters and to gain greater faith. Jehovah wants to do the same for you. Remember, the Bible teaches that “he cares for you.” (1 Peter 5:7) God hates wickedness and the suffering it causes far more than any human does. (Isaiah 55:8, 9) Why, then, is there so much suffering in the world?

WHY SO MUCH SUFFERING?
5 People of various religions have gone to their religious leaders and teachers to ask why there is so much suffering. Often, the response is that suffering is God’s will and that he long ago determined everything that would ever happen, including tragic events. Many are told that God’s ways are mysterious or that he brings death upon people—even children—so that he can have them in heaven with him. As you have learned, though, Heavenly Father never causes what is bad. The Bible says: “Far be it from the true God to act wickedly, and the Almighty to act unjustly!”—Job 34:10.

6 Do you know why people make the mistake of blaming God for all the suffering in the world? In many cases, they blame Almighty God because they think that he is the real ruler of this world. They do not know a simple but important truth that the Bible teaches. You learned that truth in Chapter 3 of this book. The real ruler of this world is Satan the Devil.

7 The Bible clearly states: “The whole world is lying in the power of the wicked one.” (1 John 5:19) When you think about it, does that not make sense? This world reflects the personality of the invisible spirit creature who is “misleading the entire inhabited earth.” (Revelation 12:9) Satan is hateful, deceptive, and cruel. So the world, under his influence, is full of hatred, deceit, and cruelty. That is one reason why there is so much suffering.

8 A second reason why there is so much suffering is that, as discussed in Chapter 3, mankind has been imperfect and sinful ever since the rebellion in the garden of Eden. Sinful humans tend to struggle for dominance, and this results in wars, oppression, and suffering. (Ecclesiastes 4:1; 8:9) A third reason for suffering is “time and unforeseen occurrence.” (Ecclesiastes 9:11) In a world without Jehovah as a protective Ruler, people may suffer because they happen to be in the wrong place at the wrong time.

9 It is comforting for us to know that God does not cause suffering. He is not responsible for the wars, the crimes, the oppression, or even the natural disasters that cause people to suffer. Still, we need to know, Why does Jehovah allow all this suffering? If he is the Almighty, he has the power to stop it. Why, then, does he hold back? The loving God that we have come to know must have a good reason.—1 John 4:8.

A VITAL ISSUE IS RAISED
10 To find out why God allows suffering, we need to think back to the time when suffering began. When Satan led Adam and Eve into disobeying Jehovah, an important question was raised. Satan did not call into question Jehovah’s power. Even Satan knows that there is no limit to Jehovah’s power. Rather, Satan questioned Jehovah’s right to rule. By calling God a liar who withholds good from his subjects, Satan charged that Jehovah is a bad ruler. (Genesis 3:2-5) Satan implied that mankind would be better off without God’s rulership. This was an attack on Jehovah’s sovereignty, his right to rule.

11 Adam and Eve rebelled against Jehovah. In effect, they said: “We do not need Jehovah as our Ruler. We can decide for ourselves what is right and what is wrong.” How could Jehovah settle that issue? How could he teach all intelligent creatures that the rebels were wrong and that his way truly is best? Someone might say that God should simply have destroyed the rebels and made a fresh start. But Jehovah had stated his purpose to fill the earth with the offspring of Adam and Eve, and he wanted them to live in an earthly paradise. (Genesis 1:28) Jehovah always fulfills his purposes. (Isaiah 55:10, 11) Besides that, getting rid of the rebels in Eden would not have answered the question that had been raised regarding Jehovah’s right to rule.


Is the student more qualified than the teacher?

12 Let us consider an illustration. Imagine that a teacher is telling his students how to solve a difficult problem. A clever but rebellious student claims that the teacher’s way of solving the problem is wrong. Implying that the teacher is not capable, this rebel insists that he knows a much better way to solve the problem. Some students think that he is right, and they also become rebellious. What should the teacher do? If he throws the rebels out of the class, what will be the effect on the other students? Will they not believe that their fellow student and those who joined him are right? All the other students in the class might lose respect for the teacher, thinking that he is afraid of being proved wrong. But suppose that the teacher allows the rebel to show the class how he would solve the problem.

13 Jehovah has done something similar to what the teacher does. Remember that the rebels in Eden were not the only ones involved. Millions of angels were watching. (Job 38:7; Daniel 7:10) How Jehovah handled the rebellion would greatly affect all those angels and eventually all intelligent creation. So, what has Jehovah done? He has allowed Satan to show how he would rule mankind. God has also allowed humans to govern themselves under Satan’s guidance.

14 The teacher in our illustration knows that the rebel and the students on his side are wrong. But he also knows that allowing them the opportunity to try to prove their point will benefit the whole class. When the rebels fail, all honest students will see that the teacher is the only one qualified to lead the class. They will understand why the teacher thereafter removes any rebels from the class. Similarly, Jehovah knows that all honesthearted humans and angels will benefit from seeing that Satan and his fellow rebels have failed and that humans cannot govern themselves. Like Jeremiah of old, they will learn this vital truth: “I well know, O Jehovah, that to earthling man his way does not belong. It does not belong to man who is walking even to direct his step.”—Jeremiah 10:23.

WHY SO LONG?
15 Why, though, has Jehovah allowed suffering to go on for so long? And why does he not prevent bad things from happening? Well, consider two things that the teacher in our illustration would not do. First, he would not stop the rebel student from presenting his case. Second, the teacher would not help the rebel to make his case. Similarly, consider two things that Jehovah has determined not to do. First, he has not stopped Satan and those who side with him from trying to prove that they are right. Allowing time to pass has thus been necessary. In the thousands of years of human history, mankind has been able to try every form of self-rule, or human government. Mankind has made some advances in science and other fields, but injustice, poverty, crime, and war have grown ever worse. Human rule has now been shown to be a failure.

16 Second, God has not helped Satan to rule this world. If God were to prevent horrible crimes, for instance, would he not, in effect, be supporting the case of the rebels? Would God not be making people think that perhaps humans can govern themselves without disastrous results? If Jehovah were to act in that way, he would become party to a lie. However, “it is impossible for God to lie.”—Hebrews 6:18.


God will help you to endure suffering

17 What, though, about all the harm that has been done during the long rebellion against God? We do well to remember that Jehovah is almighty. Therefore, he can and will undo the effects of mankind’s suffering. As we have already learned, the ruining of our planet will be undone by the turning of the earth into Paradise. The effects of sin will be removed through faith in Jesus’ ransom sacrifice, and the effects of death will be reversed by means of the resurrection. God will thus use Jesus “to break up the works of the Devil.” (1 John 3:8) Jehovah will bring all of this about at just the right time. We can be glad that he has not acted sooner, for his patience has given us the opportunity to learn the truth and to serve him. (2 Peter 3:9, 10) Meanwhile, God has been actively seeking sincere worshipers and helping them to endure any suffering that may come upon them in this troubled world.—John 4:23; 1 Corinthians 10:13.

18 Some might wonder, Could all this suffering have been prevented if God had created Adam and Eve in such a way that they could not rebel? To answer that question, you need to remember a precious gift that Jehovah has given you.

HOW WILL YOU USE THE GIFT FROM GOD?
19 As was noted in Chapter 5, humans were created with free will. Do you realize what a precious gift that is? God has made countless animals, and these are driven largely by instinct. (Proverbs 30:24) Man has made some robots that can be programmed to follow every command. Would we be happy if God had made us like that? No, we are glad to have the freedom to make choices about what kind of person to become, what course of life to pursue, what friendships to form, and so on. We love to have a measure of freedom, and that is what God wants us to enjoy.

20 God is not interested in service performed under compulsion. (2 Corinthians 9:7) To illustrate: What would please a parent more—a child’s saying “I love you” because he is told to say it or his saying it freely from the heart? So the question is, How will you use the free will that Jehovah has given you? Satan, Adam, and Eve made the worst possible use of free will. They rejected Jehovah God. What will you do?

21 You have the opportunity to put the marvelous gift of free will to the best possible use. You can join the millions who have taken a stand on Jehovah’s side. They make God rejoice because they take an active part in proving Satan a liar and a miserable failure as a ruler. (Proverbs 27:11)

THE BIBLE TEACHES
God does not cause the bad conditions in the world.—Job 34:10.
By calling God a liar and saying that He withholds good from His subjects, Satan questioned Jehovah’s right to rule.—Genesis 3:2-5.
Jehovah will use his Son, the Ruler of the Messianic Kingdom, to end all human suffering and to undo its effects.—1 John 3:8.

martes, junio 8

Cómo tener una vida familiar feliz


¿Qué hace falta para ser un buen esposo?

¿Cómo puede cumplir la esposa con su papel?

¿Qué implica ser un buen padre o una buena madre?

¿Cómo pueden ayudar los hijos a que la familia sea feliz?

DIOS, Nuestro Padre Celestial desea que las familias sean felices. Por eso, en su Palabra, la Biblia, ofrece pautas a cada uno de sus miembros y explica lo que espera de ellos. Cuando se siguen sus consejos, se obtienen muy buenos resultados. Como dijo Jesús: “¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:28).

2 Para tener una vida familiar feliz, debemos reconocer que fue Jehová quien creó la familia. Jesús mismo dijo que Dios es nuestro “Padre” (Mateo 6:9). En efecto, todas las familias de la Tierra existen gracias a nuestro Padre celestial, y por eso él sabe lo que las hace felices (Efesios 3:14, 15). Pues bien, según la Biblia, ¿qué espera Dios de cada miembro de la familia?

EL ORIGEN DIVINO DE LA FAMILIA
3 Jehová creó a los dos primeros seres humanos, Adán y Eva, y los unió en matrimonio. Les dio como hogar un hermoso paraíso terrestre —el jardín de Edén— y les mandó que tuvieran hijos. Les dijo: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” (Génesis 1:26-28; 2:18, 21-24). Este relato no es un cuento ni una leyenda. Jesús mostró que la explicación que da el libro de Génesis sobre el comienzo de la vida familiar es cierta (Mateo 19:4, 5). Ahora tenemos muchos problemas y la vida no es como Dios quería al principio, pero aun así es posible que las familias sean felices. Veamos por qué.

4 Todos podemos poner de nuestra parte para que nuestra familia sea feliz. Para ello, debemos imitar a Dios y demostrarnos amor (Efesios 5:1, 2). Pero ¿cómo vamos a imitar a Dios, si ni siquiera lo vemos? Aunque es cierto que no lo vemos, podemos saber cómo actúa, ya que envió a su Hijo primogénito a la Tierra (Juan 1:14, 18). Este Hijo, Jesucristo, imitó tan bien a su Padre celestial que ver y escuchar a Jesús era lo mismo que estar con Jehová y escucharlo (Juan 14:9). Así que todos podemos contribuir a que nuestra vida familiar sea más feliz si nos fijamos en el amor que demostró Jesús y seguimos su ejemplo.

EL MODELO PARA LOS ESPOSOS
5 La Biblia dice que el hombre debe tratar a su mujer tal como Jesús trató a sus discípulos. Fíjese en este mandato bíblico: “Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella [...]. De esta manera los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación” (Efesios 5:23, 25-29).

6 El amor que Jesús mostró a su congregación, es decir, a sus seguidores, es un ejemplo perfecto para los esposos. Aunque los discípulos eran imperfectos, Jesús “los amó hasta el fin”, pues sacrificó su vida por ellos (Juan 13:1; 15:13). Por eso a los casados se les pide que “sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas” (Colosenses 3:19). ¿Qué ayudará al esposo a poner en práctica este consejo, sobre todo si a veces su mujer no actúa con buen juicio? Recordar que él también comete errores y que para que Dios lo perdone debe hacer algo. ¿De qué se trata? Debe perdonar primero a los que pecan contra él, lo que incluye a su esposa. Por supuesto, ella tiene que hacer lo mismo (Mateo 6:12, 14, 15). Por esa razón se dice que un matrimonio feliz es la unión de dos personas que saben perdonar.

7 Los esposos también deben fijarse en que Jesús fue siempre considerado con sus discípulos. Tuvo en cuenta sus limitaciones y sus necesidades físicas. Por ejemplo, en una ocasión en la que estaban cansados les dijo: “Vengan, [...] en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco” (Marcos 6:30-32). La esposa merece la misma consideración. La Biblia se refiere a la mujer con la expresión “un vaso más débil” —lo que quiere decir que es un ser más delicado— y manda al esposo que le dé “honra”. ¿Por qué? Porque tanto él como ella recibirán por igual el “favor inmerecido de la vida” (1 Pedro 3:7). Los esposos deben recordar que lo que nos hace valiosos a los ojos de Dios no es el hecho de que seamos hombres o mujeres, sino de que seamos fieles (Salmo 101:6).

8 La Biblia dice que el hombre que “ama a su esposa, a sí mismo se ama”. La razón es que “ya no son dos, sino una sola carne”, como señaló Jesús (Mateo 19:6). Por lo tanto, los casados solo deben demostrar interés sexual en su pareja (Proverbios 5:15-21; Hebreos 13:4). Para lograrlo, cada uno de ellos debe preocuparse por satisfacer las necesidades del otro, y no solo las suyas (1 Corintios 7:3-5). Es interesante que se diga que “nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia”. El esposo debe amar a su esposa como se ama a sí mismo y debe recordar que tendrá que rendir cuentas a su cabeza, Jesucristo (Efesios 5:29; 1 Corintios 11:3).

9 El apóstol Pablo mencionó el “tierno cariño [...] de Cristo Jesús” (Filipenses 1:8). La ternura de Jesús hacía sentir bien a los demás. A sus discípulas les resultaba muy agradable la manera como las trataba (Juan 20:1, 11-13, 16). Del mismo modo, las mujeres casadas sienten la necesidad de que sus esposos les muestren ternura y cariño.

UN EJEMPLO PARA LAS ESPOSAS
10 Como toda organización, la familia necesita que alguien la dirija para funcionar bien. Hasta Jesús tiene alguien que está por encima de él y a quien se somete. “La cabeza del Cristo es Dios”, tal como “la cabeza de la mujer es el varón” (1 Corintios 11:3). Jesús siempre se somete a su Cabeza, Dios. De esa manera nos da un buen ejemplo, porque todos tenemos un cabeza a quien debemos someternos.

11 Debido a la imperfección, los esposos cometen errores y en muchas ocasiones no son cabezas de familia ideales. ¿Cómo debe reaccionar la esposa en esos casos? No debe hablar con desprecio de su marido ni intentar dirigir la familia. Tiene que recordar que Dios valora mucho el espíritu tranquilo y apacible (1 Pedro 3:4). Si tiene esa actitud, le costará menos trabajo ser sumisa a su esposo, incluso en las situaciones más difíciles. Además, las Escrituras dicen: “La esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo” (Efesios 5:33). Pero ¿y si él no acepta a Cristo como su cabeza? La Biblia les aconseja a las casadas: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto” (1 Pedro 3:1, 2).

¿Por qué fue Sara un buen ejemplo para las esposas?


12 En ocasiones puede que la esposa no esté de acuerdo con su marido, sea cristiano o no. Pero si le expresa su opinión con tacto, no le estará mostrando falta de respeto. Puede que ella tenga razón y que toda la familia se beneficie si él le hace caso. La Biblia relata que Sara le recomendó a su esposo, Abrahán, una solución práctica para un problema que tenían en su hogar. Aunque a él no le gustó la idea, Dios le dijo: “Escucha su voz” (Génesis 21:9-12). Sin embargo, cuando el esposo toma una decisión final que no va en contra de las leyes divinas, la esposa se somete a su autoridad y apoya su decisión (Hechos 5:29; Efesios 5:24).

13 La labor de la esposa es fundamental para que la familia esté bien atendida. Por ejemplo, la Biblia les dice a las casadas que “amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas, sujetas a sus propios esposos” (Tito 2:4, 5). La esposa y madre que así lo hace se gana el cariño y el respeto de su familia (Proverbios 31:10, 28). Sin embargo, todos los matrimonios están formados por personas imperfectas. Por eso, puede que en algunas situaciones extremas terminen separándose o divorciándose. La Palabra de Dios permite la separación en ciertos casos. Pero nadie debe tomar el asunto a la ligera, pues la Biblia aconseja: “La esposa no debe irse de su esposo; [...] y el esposo no debe dejar a su esposa” (1 Corintios 7:10, 11). Además, las Escrituras solo autorizan el divorcio si uno de los miembros de la pareja ha cometido fornicación, es decir, inmoralidad sexual (Mateo 19:9).

UN EJEMPLO PERFECTO PARA LOS PADRES
14 Jesús dio a los padres el ejemplo perfecto de cómo tienen que tratar a sus hijos. Cuando algunas personas quisieron impedir que los pequeños se le acercaran, Jesús les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos”. La Biblia relata que a continuación “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos” (Marcos 10:13-16). En vista de que Jesús pasó tiempo con los niños, ¿no cree que usted debería hacer lo mismo con sus hijos? Ellos necesitan que usted les dedique mucho tiempo, no solo unos pocos ratos. Es fundamental que saque tiempo para enseñarles, pues así lo manda Jehová a los padres (Deuteronomio 6:4-9).

¿Qué pueden aprender los padres del modo como Jesús trató a los niños?


15 Vivimos en un mundo cada vez más malvado. Por eso, los hijos necesitan que sus padres los protejan de quienes traten de hacerles daño, por ejemplo, quienes quieran abusar sexualmente de ellos. Jesús protegió a sus discípulos, a quienes llamó de forma cariñosa “hijitos”. Cuando lo arrestaron, poco antes de que lo mataran, buscó la manera de que ellos pudieran escapar (Juan 13:33; 18:7-9). Si usted es padre o madre, esté pendiente de cualquier cosa que el Diablo intente hacer para perjudicar a sus hijos. Además, adviértales de los peligros (1 Pedro 5:8).* Nunca ha estado tan amenazado el bienestar físico, espiritual y moral de los niños como en nuestros días.

16 La noche antes de que Jesús muriera, sus discípulos discutieron sobre quién era el más importante. En vez de enojarse con ellos, Jesús los corrigió cariñosamente tanto de palabra como con el ejemplo (Lucas 22:24-27; Juan 13:3-8). Si usted tiene hijos, ¿cómo puede imitar a Jesús cuando los corrige? Es verdad que ellos necesitan que usted los discipline, pero solo debe hacerlo “hasta el grado debido” y nunca con furia. Piense siempre antes de hablar para que sus palabras no los hieran como “las estocadas de una espada” (Jeremías 30:11; Proverbios 12:18). Debe aplicar la disciplina de tal forma que el niño después entienda que fue lo mejor para él (Efesios 6:4; Hebreos 12:9-11).

UN MODELO PARA LOS HIJOS
17 ¿Pueden los hijos aprender algo de Jesús? Claro que sí. Él demostró con su ejemplo que los hijos deben obedecer a sus padres. Dijo: “Hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado [...], porque yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:28, 29). Tal como Jesús fue obediente a su Padre celestial, también los hijos deben hacer caso a sus padres. De hecho, así se lo manda la Biblia (Efesios 6:1-3). Aunque Jesús fue un niño perfecto, obedeció a sus padres humanos, José y María, que eran imperfectos. Sin duda, eso contribuyó a que toda la familia fuera feliz (Lucas 2:4, 5, 51, 52).

18 ¿Cómo pueden los hijos parecerse más a Jesús y hacer felices a sus padres? Una manera es obedeciéndolos. Aunque a veces les cueste trabajo, eso es lo que Dios desea que hagan (Proverbios 1:8; 6:20). Jesús siempre obedeció a su Padre celestial, hasta en las situaciones más difíciles. Cuando llegó el momento de que hiciera algo muy difícil que Dios le había mandado, le dijo: “Remueve de mí esta copa”. Es decir, le pidió que lo librara de cumplir aquel requisito. Aun así, hizo la voluntad de Dios, porque se daba cuenta de que su Padre sabía qué era lo más conveniente (Lucas 22:42). Los hijos que aprenden a ser obedientes hacen muy felices tanto a sus padres como a su Padre celestial (Proverbios 23:22-25). #


¿En qué deben pensar los jóvenes cuando estén frente a una tentación?



19 El Diablo tentó a Jesús, y podemos estar seguros de que también tentará a los jóvenes para que hagan cosas malas (Mateo 4:1-10). Por ejemplo, pudiera utilizar la presión de los compañeros, pues sabe lo difícil que es resistirla. Por lo tanto, es fundamental que los jóvenes eviten las malas compañías (1 Corintios 15:33). Tenemos el caso de Dina, la hija de Jacob: ella se juntó con personas que no adoraban a Jehová, y eso terminó causando muchos problemas (Génesis 34:1, 2). Joven, ¿te has puesto a pensar en cuánto sufre toda la familia cuando uno de sus miembros cae, por ejemplo, en la inmoralidad sexual? (Proverbios 17:21, 25.)

EL SECRETO DE LA FELICIDAD FAMILIAR
20 Cuando surgen problemas en el hogar, es más fácil resolverlos si se siguen los consejos de la Biblia. De hecho, como ya hemos visto, poner en práctica esos consejos es el secreto de la felicidad familiar. Así pues, esposos, amen a su esposa y trátenla como Jesús trató a su congregación. Esposas, sométanse a la autoridad de su esposo e imiten a la esposa ejemplar de Proverbios 31:10-31. Padres, eduquen a sus hijos (Proverbios 22:6). Cabezas de familia, “presida[n] su propia casa excelentemente” (1 Timoteo 3:4, 5; 5:8). Por último, hijos, obedezcan a sus padres (Colosenses 3:20). Ningún miembro de la familia es perfecto; todos cometen errores. De modo que seamos humildes y pidamos perdón a los demás.

21 Sin duda alguna, la Biblia contiene muchísimos consejos valiosos para la vida familiar. Además, nos habla del nuevo mundo de Dios y del Paraíso terrestre que estará lleno de siervos felices (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4). ¡Qué futuro tan maravilloso nos espera! Pero aun ahora podemos disfrutar de una feliz vida familiar si seguimos las instrucciones que Dios nos da en su Palabra, la Biblia.


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LA BIBLIA ENSEÑA
El esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo (Efesios 5:25-29).
La esposa tiene que amar a su familia y respetar a su esposo (Tito 2:4, 5).
Los padres deben amar, enseñar y proteger a sus hijos (Deuteronomio 6:4-9).
Los hijos tienen que obedecer a sus padres (Efesios 6:1-3).

lunes, mayo 24

¿Quién es Jesucristo? ¿Es Jesús el Dios todopoderoso?



Muchas personas religiosas aseguran que Jesús es Dios. Otras sostienen que Dios es una Trinidad, dogma según el cual “Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios”. Se afirma que “las tres personas son entre sí coeternas y coiguales” (El Magisterio de la Iglesia). ¿Están en lo cierto tales opiniones?

Jehová Dios es el Creador (Revelación 4:11). Él no tuvo principio y no tendrá fin; además, es todopoderoso (Salmo 90:2). En cambio, Jesús sí tuvo principio (Colosenses 1:15, 16). Refiriéndose a Dios como su Padre, Jesús dijo: “El Padre es mayor que yo” (Juan 14:28). También explicó que había cosas que ni él ni los ángeles sabían, y que solo su Padre conocía (Marcos 13:32).



Además, Jesús pidió a su Padre: “Que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). ¿A quién dirigió estas palabras si no fue a una Persona superior a él? Lo que es más, Jesús no se resucitó a sí mismo, sino que fue Dios quien lo levantó de entre los muertos (Hechos 2:32). Es obvio, entonces, que el Padre y el Hijo no eran iguales antes de que Jesús viniera a la Tierra ni durante su vida terrestre. Pero ¿y después de que Jesús fue resucitado y ascendió al cielo? En 1 Corintios 11:3 leemos: “La cabeza del Cristo es Dios”. En realidad, el Hijo siempre estará en sujeción a Dios (1 Corintios 15:28). De modo que las Escrituras muestran que Jesús no es el Dios todopoderoso, sino el Hijo de Dios.

La llamada tercera persona de la Trinidad —el espíritu santo— no es en realidad una persona. El salmista oró a Dios diciendo: “Si envías tu espíritu, son creados” (Salmo 104:30). Este espíritu no es Dios, sino la fuerza activa que él envía o utiliza para realizar lo que desea. Mediante este espíritu, Dios creó los cielos, la Tierra y todos los seres vivos (Génesis 1:2; Salmo 33:6). Dios también usó su espíritu santo para inspirar a los hombres que escribieron la Biblia (2 Pedro 1:20, 21). Como vemos, la Trinidad no es una doctrina bíblica.* Más bien, las Escrituras enseñan que “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová” (Deuteronomio 6:4).

miércoles, mayo 19

¿Quién es Jesucristo? ¿Dios u hombre?



“YO SOY la luz del mundo. El que me sigue, de ninguna manera andará en oscuridad, sino que poseerá la luz de la vida.” (Juan 8:12.) Estas palabras las pronunció Jesucristo, de quien cierto hombre instruido del siglo primero escribió lo siguiente: “Cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3). La Biblia también dice: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). Es esencial adquirir conocimiento exacto de Jesús a fin de satisfacer nuestra necesidad espiritual.

Personas de todo el mundo han oído hablar de Jesucristo. Su influencia en la historia de la humanidad es incuestionable. De hecho, el calendario utilizado hoy en la mayor parte del mundo se basa en el año en que se supone que él nació. Como indican muchas obras, es común referirse a las fechas anteriores a ese año como a.C., es decir, antes de Cristo, y a las fechas posteriores como d.C., o sea, después de Cristo.



Con todo, reina la confusión en cuanto a quién fue Jesús. Algunos opinan que fue solo un hombre sobresaliente que dejó una profunda huella en la historia. Otros lo adoran como el Dios todopoderoso. Algunos hindúes lo han asemejado al dios hindú Krisna, considerado por muchos un dios encarnado. ¿Fue Jesús un simple hombre, o fue alguien a quien se debe adorar? ¿Quién fue realmente? ¿De dónde vino? ¿Cómo era? ¿Y dónde se halla ahora? El siguiente artículo mostrará que el libro que tanto habla de Jesús da respuestas veraces a estas preguntas.

martes, mayo 11

¿Quién es Jesucristo?


¿Qué papel singular cumple Jesús?

¿De dónde vino?

¿Qué clase de persona fue?

EN EL mundo hay muchas personas famosas. Algunas son muy conocidas en su propia comunidad, ciudad o nación, y otras en el mundo entero. Pero el hecho de que usted sepa el nombre de alguien famoso no significa que conozca a esa persona, es decir, que esté enterado de los detalles de su pasado o de cómo es en realidad.

2 Aunque ya han pasado unos dos mil años desde que Jesucristo vivió en la Tierra, en todo el mundo se habla de él. Sin embargo, existe mucha confusión sobre quién fue en realidad. Algunos dicen que fue tan solo un hombre bueno. Otros piensan que no fue más que un profeta. Y hay quienes creen que Jesús es Dios y debemos adorarlo. ¿Será esto cierto?

3 Es importante que usted sepa la verdad sobre Jesús. ¿Por qué? Porque la Biblia dice: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). En efecto, conocer la verdad sobre el Dios Verdadero y Jesucristo puede llevarle a vivir para siempre en un paraíso terrestre (Juan 14:6). Además, Jesús dio el mejor ejemplo de cómo se debe vivir y tratar al prójimo (Juan 13:34, 35). Anteriormente vimos cuál es la verdad acerca de Dios. Veamos ahora lo que enseña la Biblia acerca de Jesucristo.

EL MESÍAS PROMETIDO
4 Mucho antes de que Jesús naciera, la Biblia predijo la llegada del enviado de Dios, el llamado Mesías o Cristo. Los títulos Mesías (derivado de una palabra hebrea) y Cristo (derivado de una palabra griega) significan “Ungido”. De modo que el enviado prometido sería ungido, es decir, nombrado por Dios para ocupar una posición especial. En otros capítulos veremos con más detalle que el Mesías tiene un importantísimo papel en el cumplimiento de las promesas divinas. También veremos que Jesús puede bendecirnos incluso hoy en día. Seguramente, ya antes de que Jesús naciera, muchas personas se preguntaban: “¿Quién será el Mesías?”.

5 En el siglo primero de nuestra era, los discípulos de Jesús de Nazaret estaban totalmente convencidos de que él era el Mesías predicho (Juan 1:41). Uno de ellos, Simón Pedro, le dijo sin rodeos: “Tú eres el Cristo” (Mateo 16:16). Ahora bien, ¿por qué estaban tan seguros aquellos discípulos de que Jesús era en verdad el Mesías prometido? ¿Y por qué podemos estar seguros nosotros?

6 Los profetas de Dios que vivieron antes que Jesús predijeron muchos detalles que ayudarían a identificar al Mesías. Por poner una comparación: suponga que usted tuviera que ir a buscar a un desconocido a una concurrida estación de autobuses o de trenes, o a un aeropuerto. ¿Verdad que le vendría bien conocer algunas características de la persona? Pues bien, mediante los profetas bíblicos, Jehová dio una descripción bastante detallada de lo que haría el Mesías y de las cosas que le sucederían. De este modo, las personas fieles podrían reconocerlo sin ninguna duda cuando vieran cumplirse todas esas profecías.

7 Veamos un par de ejemplos. El primero es el siguiente: más de setecientos años antes de que ocurriera, el profeta Miqueas predijo que el enviado prometido nacería en Belén, un pequeño pueblo de la tierra de Judá (Miqueas 5:2). Pues bien, ¿dónde nació Jesús? Justo en ese lugar (Mateo 2:1, 3-9). El segundo ejemplo es la profecía de Daniel 9:25, que con muchos siglos de antelación permitía calcular el año exacto en que se presentaría el Mesías: el año 29 de nuestra era. El cumplimiento de estas y otras profecías demuestra que Jesús era el Mesías prometido.


Cuando Jesús se bautizó, se convirtió en el Mesías, o Cristo

8 A finales del año 29 se demostró aún más claramente que Jesús era el Mesías. Fue entonces cuando él le pidió a Juan el Bautista que lo bautizara en el río Jordán. Jehová había prometido a Juan que le daría una señal para que pudiera reconocer al Mesías, y se la dio en el bautismo de Jesús. La Biblia relata: “Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’” (Mateo 3:16, 17). Cuando Juan vio y escuchó aquello, no tuvo ninguna duda de que Jesús era el enviado de Dios (Juan 1:32-34). Aquel día, cuando el espíritu santo —es decir, la fuerza activa de Dios— se derramó sobre él, Jesús llegó a ser el Mesías, o Cristo, la persona elegida para ser Caudillo y Rey (Isaías 55:4).

9 Las profecías bíblicas que se han cumplido y el testimonio que Jehová mismo dio prueban claramente que Jesús era el Mesías prometido. Pero la Biblia contesta otras dos preguntas importantes sobre Jesucristo: de dónde vino y qué clase de persona fue.

¿DE DÓNDE VINO JESÚS?
10 La Biblia enseña que Jesús vivió en el cielo antes de venir a la Tierra. Por ejemplo, además de predecir que el Mesías nacería en Belén, el profeta Miqueas indicó que su origen tuvo lugar en “tiempos tempranos” (Miqueas 5:2). De hecho, el propio Jesús dijo en muchas ocasiones que antes de nacer como hombre había vivido en el cielo (Juan 3:13; 6:38, 62; 17:4, 5). Allí era una criatura espiritual que disfrutaba de una relación especial con Jehová.

11 Por muchas razones, Jesús es el hijo más querido de Jehová. La Biblia lo llama “el primogénito de toda la creación”, pues él fue lo primero que Dios creó (Colosenses 1:15).# Otra cosa que lo hace especial es el hecho de ser el “Hijo unigénito” (Juan 3:16). Esto significa que es el único a quien Dios creó directamente. También es el único que colaboró con Jehová en la creación de todas las demás cosas (Colosenses 1:16). Además, se le llama “la Palabra” (Juan 1:14). Este título muestra que era el encargado de hablar en nombre de su Padre. Seguramente daba mensajes e instrucciones a los demás hijos de Dios, tanto a ángeles como a seres humanos.

12 ¿Es el Hijo primogénito igual a Dios, como algunos creen? Eso no es lo que la Biblia enseña. Como vimos en el párrafo anterior, el Hijo fue creado. Por lo tanto, es obvio que tuvo un principio, mientras que Jehová no tiene ni principio ni fin (Salmo 90:2). Al Hijo unigénito ni siquiera se le ocurrió tratar de igualarse a su Padre. La Biblia enseña claramente que el Padre es mayor que el Hijo (Juan 14:28; 1 Corintios 11:3). Solo Jehová es el “Dios Todopoderoso” (Génesis 17:1). Por consiguiente, no tiene igual.

13 Jehová y su Hijo primogénito disfrutaron de una relación muy estrecha durante millones y millones de años, mucho antes de la creación de las estrellas y la Tierra. ¡Qué gran amor deben de haberse tenido! (Juan 3:35; 14:31.) Este Hijo querido era tal como su Padre. Por esa razón, la Biblia dice que él es “la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15). En efecto, igual que los hijos suelen parecerse a sus padres de muchas maneras, este Hijo celestial de Dios también reflejaba las cualidades y la personalidad de su Padre.

14 El Hijo unigénito de Jehová dejó voluntariamente el cielo para venir a la Tierra y ser hombre. Pero quizá usted se pregunte: “¿Cómo fue posible que un espíritu naciera como ser humano?”. Pues bien, Jehová realizó un milagro. Hizo que la vida de su Hijo primogénito, que estaba en el cielo, pasara a la matriz de una virgen judía llamada María. Puesto que no intervino ningún padre humano, ella dio a luz un hijo perfecto, al que puso por nombre Jesús (Lucas 1:30-35).

¿QUÉ CLASE DE PERSONA FUE JESÚS?
15 Todo lo que Jesús hizo y dijo mientras estuvo en la Tierra nos ayuda a conocerlo bien. Y, lo que es más, por medio de él podemos conocer mejor a Jehová. ¿De qué manera? Recuerde que este Hijo es la viva imagen de su Padre. Por eso le dijo a uno de sus discípulos: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también” (Juan 14:9). En los cuatro libros de la Biblia que se conocen como los Evangelios —Mateo, Marcos, Lucas y Juan—, hallamos mucha información sobre la vida, las obras y las cualidades de Jesucristo.

16 A Jesús se le llamaba “Maestro” (Juan 1:38; 13:13). ¿Qué era lo que enseñaba? Principalmente, proclamaba el mensaje de “las buenas nuevas del reino”, es decir, las buenas noticias sobre el Reino de Dios. Este gobierno regirá toda la Tierra desde el cielo y derramará un sinfín de bendiciones sobre los seres humanos que sean fieles a Dios (Mateo 4:23). ¿De quién procedía este mensaje? Jesús mismo lo dijo: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado”, o sea, a Jehová (Juan 7:16). El Hijo sabía que su Padre deseaba que la gente oyera las buenas nuevas del Reino de Dios. En el capítulo 8 veremos más detalles acerca de este gobierno y de lo que logrará.


Jesús predicaba en cualquier lugar donde hubiera gente

17 ¿Dónde enseñaba Jesús? En cualquier lugar donde hubiera gente: tanto en el campo como en las ciudades, los pueblos, los mercados y las casas. Jesús no se sentaba a esperar a que las personas acudieran a él, sino que iba a buscarlas (Marcos 6:56; Lucas 19:5, 6). ¿Por qué dedicó tanto tiempo y esfuerzo a predicar y enseñar? Porque esa era la voluntad de su Padre, y Jesús siempre la cumplió (Juan 8:28, 29). Pero había otra razón, y era que sentía compasión por las multitudes que iban a verlo (Mateo 9:35, 36). Los líderes religiosos deberían haberles enseñado la verdad sobre Dios y sus propósitos, pero las habían dejado abandonadas. Sin embargo, Jesús sabía cuánto necesitaban escuchar el mensaje del Reino.

18 Jesús fue un hombre tierno, cariñoso y de gran corazón. Trataba a la gente con sencillez y amabilidad, y hasta los niños se sentían cómodos a su lado (Marcos 10:13-16). No mostraba favoritismo. Odiaba la corrupción y la injusticia (Mateo 21:12, 13). En una época en la que se mostraba poco respeto y consideración a las mujeres, él las trató con dignidad (Juan 4:9, 27). Jesús era humilde de verdad. En cierta ocasión les lavó los pies a los apóstoles, una tarea que solían realizar los criados de menor categoría.


19 Jesús sentía compasión por las personas que sufrían, como lo demostró especialmente cuando realizó curaciones milagrosas con el poder del espíritu de Dios (Mateo 14:14). Por ejemplo, un leproso lo buscó y le dijo: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. Jesús sintió en su propio corazón el sufrimiento de aquel hombre. Compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Quiero. Sé limpio”. ¡Y el enfermo sanó! (Marcos 1:40-42.) ¿Se imagina usted cómo debió sentirse aquella persona?

FIEL HASTA EL FINAL
20 Jesús es el mejor ejemplo de obediencia y lealtad a Dios. En toda circunstancia permaneció fiel a su Padre celestial, a pesar de soportar todo tipo de oposición y sufrimientos. Rechazó con firmeza las tentaciones de Satanás (Mateo 4:1-11). Hubo un tiempo en que algunos de sus propios parientes no creyeron en él. Incluso llegaron a decir: “Ha perdido el juicio” (Marcos 3:21). Pero Jesús no se desanimó y siguió efectuando la obra de Dios. Cuando sus adversarios lo insultaron y agredieron, siempre supo contenerse y no intentó hacerles daño (1 Pedro 2:21-23).

21 Jesús fue fiel hasta la muerte, una muerte cruel y dolorosa a manos de sus enemigos (Filipenses 2:8). Piense en lo que soportó el último día de su vida como hombre. Tuvo que aguantar que las autoridades lo arrestaran, que testigos falsos lo acusaran, que jueces corruptos lo condenaran, que la gente se burlara de él y que los soldados lo torturaran. Clavado en el madero, exclamó con su último aliento: “¡Se ha realizado!” (Juan 19:30). Tres días después, su Padre celestial lo resucitó como criatura espiritual (1 Pedro 3:18). Al cabo de pocas semanas regresó al cielo, donde “se sentó a la diestra de Dios” a la espera de recibir el poder para reinar (Hebreos 10:12, 13).

22 ¿Qué logró Jesús al permanecer fiel hasta el final? Su muerte abrió el camino para que podamos vivir eternamente en un paraíso terrestre, tal como Jehová se propuso desde un principio. Proximamente veremos cómo logra la muerte de Jesús que esta esperanza se haga realidad.


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# A Jehová se le llama Padre porque es el Creador (Isaías 64:8). Puesto que Jesús fue creado por Dios, recibe el nombre de Hijo de Dios. Por la misma razón, a otros espíritus e incluso a Adán se les llama hijos de Dios (Job 1:6; Lucas 3:38).

LA BIBLIA ENSEÑA
■Tanto las profecías bíblicas que se cumplieron en Jesús como el testimonio que Jehová mismo dio prueban que él es el Mesías, o Cristo (Mateo 16:16).
■Jesús vivió en el cielo como criatura espiritual mucho antes de venir a la Tierra (Juan 3:13).
■Jesús fue un maestro, un hombre tierno y cariñoso, y un ejemplo de obediencia perfecta a Dios (Mateo 9:35, 36).

lunes, mayo 10

La Biblia proviene de Dios


¿En qué se diferencia la Biblia de todos los demás libros?

¿De qué maneras nos ayuda la Biblia a enfrentarnos a los problemas de la vida?

¿Qué razones hay para confiar en las profecías de la Biblia?

¿RECUERDA usted algún regalo especial que le haya hecho un buen amigo? Seguramente le llenó de alegría y le conmovió. Al fin y al cabo, con ese detalle su amigo demostró que valoraba su amistad, y sin duda usted le dio las gracias.

2 Pues bien, la Biblia es un regalo de Dios por el que podemos estar muy agradecidos. Este libro singular revela información que nunca sabríamos de otro modo. Por ejemplo, nos habla de la creación de los cielos y las estrellas, la Tierra y la primera pareja humana. Además, enseña principios confiables que nos permiten enfrentarnos a los problemas y a las inquietudes de la vida. La Biblia también nos explica cómo cumplirá Dios su propósito de que existan mejores condiciones en la Tierra. ¡Qué regalo tan fascinante!

3 La Biblia también es un regalo conmovedor, ya que nos enseña algo sobre la persona que lo hizo, Jehová. Al darnos este libro, Dios demostró que quiere que lo conozcamos bien. De hecho, la Biblia nos ayuda a acercarnos a él.

4 Si usted posee una Biblia, no es el único, ni mucho menos. Este libro se ha publicado, entero o en parte, en más de dos mil trescientos idiomas, así que más del noventa por ciento de la población mundial lo tiene a su alcance. Cada semana se distribuye un promedio de más de un millón de ejemplares, y en total se han producido miles de millones de biblias y porciones de las Escrituras. No hay duda de que es un libro sin igual.

5 Además, la Biblia “es inspirada de Dios” (2 Timoteo 3:16). ¿Qué significa esta expresión? La propia Biblia lo aclara: “Hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo” (2 Pedro 1:21). Es como cuando un jefe le pide a su secretaria que escriba una carta. Puesto que las ideas o instrucciones son del jefe, la carta es de él, no de la secretaria. De igual modo, la Biblia contiene el mensaje de Dios, no el de los hombres que la escribieron. Por consiguiente, toda la Biblia es verdaderamente “la palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13).

UN LIBRO EXACTO Y SIN CONTRADICCIONES
6 La Biblia fue escrita durante un período de mil seiscientos años por hombres de diferentes épocas, condiciones sociales y profesiones: desde agricultores, pescadores y pastores, hasta profetas, jueces y reyes. Asimismo, el escritor de uno de los Evangelios, Lucas, era médico. Pero a pesar de los distintos orígenes de estos hombres, la Biblia enseña las mismas ideas desde la primera página hasta la última, y no se contradice.*

7 El primer libro de la Biblia relata cómo empezaron los problemas de la humanidad, mientras que el último muestra que toda la Tierra se convertirá en un paraíso, o jardín. Las páginas de la Biblia abarcan miles de años de historia, y su contenido siempre tiene que ver de algún modo con el cumplimiento del propósito de Dios. Esta unidad de ideas es impresionante, como esperaríamos de un libro que proviene de Dios.

8 La Biblia también es exacta desde el punto de vista científico. Incluso se adelantó mucho a su tiempo. Por ejemplo, el libro de Levítico contenía leyes para el antiguo Israel sobre la cuarentena y la higiene, cuestiones que las naciones vecinas de la época desconocían por completo. Además, en un tiempo en que existían ideas equivocadas sobre la forma de la Tierra, la Biblia indicó que tenía forma de círculo, o esfera (Isaías 40:22). También afirmó con exactitud que ‘cuelga sobre nada’ (Job 26:7). Claro, la Biblia no es un libro de ciencia, pero es exacta cuando trata temas científicos. ¿No es eso lo que esperaríamos de un libro procedente de Dios?

9 La Biblia también es exacta y confiable cuando aporta datos históricos. Sus relatos son específicos, y no solo indican los nombres de los personajes, sino también los de sus antepasados.# A diferencia de muchos historiadores, que a menudo no mencionan las derrotas de sus pueblos, los escritores de la Biblia fueron tan honrados que hasta pusieron por escrito sus propias faltas y las de su nación. Por ejemplo, Moisés confesó en el libro bíblico de Números un grave error por el que fue censurado con severidad (Números 20:2-12). Esta honradez es muy poco frecuente en otras obras históricas, pero la hallamos en la Biblia por una razón: porque es un libro que proviene de Dios.

UN LIBRO DE CONSEJOS PRÁCTICOS
10 Puesto que Dios la inspiró, la Biblia es “provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas” (2 Timoteo 3:16). Es un libro práctico. Se nota en sus páginas que el Autor comprende a la perfección la naturaleza de los seres humanos. Y no es de extrañar, pues dicho Autor es el propio Jehová Dios, nuestro Creador. Él entiende lo que pensamos y sentimos incluso mejor que nosotros mismos. Además, sabe lo que necesitamos para ser felices, y también la conducta que nos conviene evitar.

11 Piense en el Sermón del Monte, el discurso de Jesús que se encuentra en los capítulos 5 a 7 de Mateo. En esta obra maestra de la enseñanza, Jesús trató muchos temas, entre ellos cómo hallar la felicidad, cómo solucionar las disputas, cómo orar y qué actitud debemos tener hacia los bienes materiales. Pues bien, sus palabras tienen hoy la misma fuerza y utilidad que el día que las pronunció.

12 Algunos principios de la Biblia tienen que ver con temas como la familia, el trabajo y el trato con los demás. Sus consejos van dirigidos a todo el mundo y son siempre provechosos. La sabiduría que contienen sus páginas queda resumida en estas palabras que Dios expresó a través del profeta Isaías: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo” (Isaías 48:17).

UN LIBRO DE PROFECÍAS
13 La Biblia contiene numerosas profecías, muchas de las cuales ya se han cumplido. Veamos un ejemplo. Por medio del profeta Isaías —quien vivió más de setecientos años antes de nuestra era—, Jehová predijo lo que le ocurriría a la ciudad de Babilonia: sería destruida (Isaías 13:19; 14:22, 23). Pero además explicó cómo sucedería. Los ejércitos invasores secarían el río que pasaba por la ciudad y entrarían en ella sin tener que pelear. Y eso no es todo. La profecía reveló incluso el nombre del rey que conquistaría Babilonia: Ciro (Isaías 44:27–45:2).

El escritor bíblico Isaías predijo la caída de Babilonia

14 Unos doscientos años después, en la noche del 5 al 6 de octubre del año 539 antes de nuestra era, un ejército se hallaba acampado cerca de Babilonia. ¿Quién lo comandaba? Un rey persa llamado Ciro. En efecto, todo estaba dispuesto para que se cumpliera la asombrosa profecía. Pero ¿conseguiría el ejército de Ciro conquistar la ciudad sin siquiera pelear, como se había predicho?


15 Los babilonios estaban celebrando una fiesta aquella noche y se sentían seguros tras las enormes murallas de la ciudad. Mientras tanto, Ciro ingeniosamente desvió las aguas del río que cruzaba Babilonia, de modo que el nivel del agua bajó lo suficiente como para que sus hombres se acercaran a las murallas avanzando por el cauce. Sin embargo, ¿cómo lograron atravesar las murallas? ¡Las puertas de la ciudad se habían dejado abiertas por descuido!

16 Jehová había dicho lo siguiente acerca de Babilonia: “Nunca será habitada, ni residirá por generación tras generación. Y allí el árabe no asentará su tienda, y no habrá pastores que dejen que sus rebaños se echen allí” (Isaías 13:20). La profecía no solo indicó que la ciudad caería, sino también que quedaría deshabitada para siempre. Usted puede comprobar que estas palabras se han cumplido. A unos 80 kilómetros al sur de Bagdad, la capital de Irak, se encuentran los restos de la antigua Babilonia. El lugar está deshabitado, lo que da prueba de que se realizó la predicción que Jehová había hecho mediante Isaías: “La barreré con la escoba de la aniquilación” (Isaías 14:22, 23

Ruinas de Babilonia


17 ¿Verdad que fortalece la fe comprobar que la Biblia es un libro de profecías confiables? Ciertamente, el que Jehová Dios haya cumplido sus promesas en el pasado nos da la seguridad de que también cumplirá su promesa de convertir la Tierra en un paraíso (Números 23:19). En efecto, tenemos la “esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración” (Tito 1:2).^

“LA PALABRA DE DIOS ES VIVA”
18 Lo que hemos visto en este capítulo no deja dudas de que la Biblia es un libro realmente único. Pero su valor no solo se debe a su unidad de ideas, exactitud científica e histórica, consejos prácticos y profecías confiables. Todavía ofrece mucho más. El apóstol Pablo escribió: “La palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y su tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

19 La lectura de “la palabra” o mensaje de Dios que se halla en la Biblia puede cambiar nuestra vida. Nos ayuda a examinarnos como nunca antes. No basta con decir que amamos a Dios. En realidad, lo que revelará nuestros verdaderos pensamientos e intenciones será la forma en que respondamos a las enseñanzas de su Palabra inspirada, la Biblia.

20 La Biblia realmente proviene de Dios. Debemos leerla, estudiarla y amarla. Siga examinándola y así demostrará que agradece este regalo divino. Además, apreciará la importancia que tiene el propósito de Dios para la humanidad.

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* Hay quienes dicen que ciertos pasajes de la Biblia se contradicen entre sí, pero estas afirmaciones no tienen ninguna base.

# Por ejemplo, observe en Lucas 3:23-38 la detallada lista de antepasados de Jesús.
^ La destrucción de Babilonia es solo un ejemplo de cómo se han cumplido muchas profecías bíblicas. Otros ejemplos son la destrucción de las ciudades de Tiro y Nínive (Ezequiel 26:1-5; Sofonías 2:13-15). Además, el profeta Daniel predijo cuáles serían los imperios mundiales que surgirían después de Babilonia, entre ellos Medopersia y Grecia (Daniel 8:5-7, 20-22


LA BIBLIA ENSEÑA
■Dios inspiró la Biblia, y por eso es exacta y confiable (2 Timoteo 3:16).
■Los consejos de la Biblia son prácticos para la vida diaria (Isaías 48:17).
■Las promesas de Dios que se hallan en la Biblia se cumplirán sin falta (Números 23:19).

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martes, mayo 4

¿Cuál es la verdad acerca de Dios?

¿Cuál es la verdad acerca de Dios?

¿De verdad se interesa Dios por usted?

¿Cómo es Dios? ¿Tiene nombre?

¿Es posible acercarse a él?

¿SE HA fijado en la cantidad de preguntas que hacen los niños? Muchos comienzan en cuanto aprenden a hablar. Con ojos curiosos y bien abiertos miran a uno y le dicen: “¿Por qué el cielo es azul?”, “¿De qué están hechas las estrellas?” o “¿Quién enseñó a cantar a los pájaros?”. Sin importar cuánto nos esforcemos por contestarles, a veces nos vemos en aprietos. En realidad, hasta la mejor respuesta puede llevar a esta otra pregunta: “¿Y por qué?”.

2 Los niños no son los únicos que tienen la costumbre de preguntar. A medida que crecemos, seguimos haciendo preguntas, tal vez para saber cómo se llega a un sitio, para evitar algún peligro o por simple curiosidad. Pero parece que mucha gente deja de hacer ciertas preguntas, especialmente las más importantes. O por lo menos, deja de buscar las respuestas.



3 Piense en la pregunta de la portada de este libro, así como en las que aparecen en el prólogo y al principio de este capítulo. Esas son algunas de las preguntas más importantes que se pueden hacer. Sin embargo, mucha gente ha dejado de buscar las respuestas. ¿Por qué? ¿Será posible encontrarlas en la Biblia? A algunas personas les parece que las respuestas que da la Biblia son muy complicadas. Otras no se atreven a preguntar por miedo a quedar avergonzadas. Y hay quienes creen que esas cuestiones es mejor dejárselas a los líderes y maestros religiosos. ¿Qué opina usted?

4 Seguramente, usted desea conocer la respuesta a las grandes cuestiones de la vida. A veces quizá se haga estas preguntas: “¿Para qué hemos venido al mundo? ¿Es esta vida todo lo que hay? ¿Cómo es Dios?”. Hace bien en pensar en estos temas, y es importante que no se dé por vencido hasta encontrar respuestas claras y confiables. Jesucristo, conocido por ser un gran maestro, dijo: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá” (Mateo 7:7).

5 Si usted ‘sigue buscando’ las respuestas a las preguntas importantes, comprobará que vale la pena el esfuerzo (Proverbios 2:1-5). A pesar de lo que otras personas le hayan podido decir, esas respuestas existen y están a su alcance. Se encuentran en la Biblia y no son complicadas. Lo que es mejor, nos dan esperanza y alegría, y nos permiten tener una vida feliz incluso en la actualidad. Empecemos con una pregunta que inquieta a mucha gente.

¿ES DIOS INDIFERENTE O INSENSIBLE?
6 Muchos creen que sí. Piensan que si él se preocupara por nosotros, las cosas serían muy diferentes. Vivimos en un mundo plagado de guerras, odio y dolor. Todos nos enfermamos, sufrimos y perdemos a seres queridos. Por eso hay quienes dicen: “Si le importáramos a Dios, ¿no nos libraría de todos estos problemas?”.

7 Y lo que es peor, muchos maestros religiosos hacen pensar a la gente que Dios es insensible. Por ejemplo, cuando ocurre una tragedia, dicen que fue la voluntad de Dios. En la práctica, es como si afirmaran que Dios tiene la culpa de las desgracias. Pero ¿es eso verdad? ¿Qué enseña realmente la Biblia? Santiago 1:13 responde: “Al estar bajo prueba, que nadie diga: ‘Dios me somete a prueba’. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie”. Por lo tanto, Dios nunca es el causante de la maldad que vemos en el mundo (Job 34:10-12). Es cierto que permite que ocurran cosas malas, pero hay una gran diferencia entre permitir que algo suceda y causarlo.

8 Piense, por ejemplo, en un padre sabio y amoroso que tiene bajo su techo a un hijo ya adulto. Cuando este se hace rebelde y decide irse de casa, el padre no lo detiene. El hijo toma un mal camino y se mete en dificultades. ¿Diría usted que el padre es el causante de los problemas de su hijo? Claro que no (Lucas 15:11-13). De igual manera, Dios no ha impedido que los seres humanos tomen un mal camino, pero eso no significa que él sea el causante de las desgracias que ellos mismos se han buscado. No cabe duda de que sería injusto culpar a Dios de todos los males que sufre la humanidad.

9 Dios tiene buenas razones para permitir que la humanidad siga un mal camino. Puesto que él es nuestro sabio y poderoso Creador, no está obligado a darnos explicaciones. Sin embargo, nos las da por amor. Sin embargo, usted puede estar seguro de que él no tiene la culpa de nuestros problemas. En realidad es todo lo contrario, ya que Dios nos da la única esperanza de verlos solucionados (Isaías 33:2).

10 Además, Dios es santo (Isaías 6:3). Eso significa que es puro y limpio, que no tiene ninguna maldad. Por este motivo podemos confiar por completo en él, algo que no puede decirse de los seres humanos, que en ocasiones se vuelven corruptos. Ni siquiera el más honrado de los gobernantes tiene el poder de reparar el daño que provocan las personas malvadas. Pero Dios es todopoderoso. Él puede eliminar todo el sufrimiento que la maldad ha causado, y así lo va a hacer. Cuando intervenga, lo hará de tal manera que acabe para siempre con el mal (Salmo 37:9-11).

¿CÓMO SE SIENTE DIOS CUANDO PADECEMOS INJUSTICIAS?
11 Mientras tanto, ¿cómo se siente Dios por lo que está pasando en el mundo y en nuestra vida? La Biblia enseña que él ‘ama la justicia’ (Salmo 37:28). Él se interesa profundamente en si algo está bien o mal, y odia toda clase de injusticia. La Biblia dice que “se sintió herido en el corazón” cuando en tiempos antiguos el mundo se llenó de maldad (Génesis 6:5, 6). Y Dios no ha cambiado (Malaquías 3:6). Sigue odiando el mal y compadeciéndose de los que sufren. “Él se interesa por ustedes”, nos asegura la Biblia (1 Pedro 5:7).

12 ¿Por qué podemos estar seguros de que a Dios le duele vernos sufrir? Pues bien, veamos otra prueba. La Biblia enseña que él hizo al hombre a su imagen (Génesis 1:26). Por lo tanto, si tenemos buenas cualidades es porque Dios las tiene. Por ejemplo, ¿se conmueve usted cuando ve sufrir a personas inocentes? Si a usted le duelen tales injusticias, tenga la seguridad de que a Dios le duelen mucho más.

13 Una de las mejores características del ser humano es su capacidad de amar. También en esto nos parecemos al Creador, ya que, como enseña la Biblia, “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Amamos porque Dios ama. Si usted tuviera el poder para acabar con el sufrimiento y las injusticias que vemos en el mundo, ¿verdad que lo haría? ¿Acaso no lo impulsaría su amor a hacerlo? ¡Claro que sí! Pues bien, puede tener la misma seguridad de que Dios eliminará los problemas del mundo. Las promesas no son simples sueños ni esperanzas vanas: las ha hecho Dios y se cumplirán sin falta. Sin embargo, para creer en esas promesas es preciso conocer mejor al Dios que las ha hecho.

DIOS DESEA QUE USTED LO CONOZCA
14 ¿Qué es lo primero que usted hace cuando quiere que alguien lo conozca? ¿Verdad que le dice su nombre? Pues bien, ¿tiene nombre Dios? Muchas religiones enseñan que él se llama “Dios” o “Señor”, pero estos no son en realidad nombres propios. Son títulos, como “rey” o “presidente”. La Biblia revela que Dios posee muchos títulos, entre ellos “Dios” y “Señor”. Pero también enseña que tiene un nombre personal: Jehová. Salmo 83:18 dice así: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. Si en su Biblia no aparece este nombre, lo invitamos a ver la razón en el apéndice de este libro. La verdad es que el nombre divino se halla miles de veces en los manuscritos bíblicos antiguos. Por eso, Jehová desea que usted sepa su nombre y lo use. Podría decirse que Dios utiliza la Biblia para que usted sepa quién es él.

Cuando usted quiere presentarse a alguien, ¿verdad que le dice su nombre? Dios nos revela su nombre en la Biblia

15 El nombre Jehová, que Dios mismo se puso, tiene mucho significado. Da a entender que él puede cumplir todas sus promesas y llevar a cabo todo lo que se propone.* El nombre de Dios es único, pues le pertenece exclusivamente a él. En realidad, Jehová es singular de muchas maneras. Veamos algunas.

16 Ya vimos que Salmo 83:18 dice de Jehová: “Tú solo eres el Altísimo”. Del mismo modo, únicamente a él se le llama “el Todopoderoso”. Revelación (o Apocalipsis) 15:3 declara: “Grandes y maravillosas son tus obras, Jehová Dios, el Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de la eternidad”. El título “Todopoderoso” indica que Jehová supera en poder a todos los demás seres. Su fuerza no tiene igual, es suprema. Y el título “Rey de la eternidad” nos recuerda que es singular en otro sentido: es el único que existe desde siempre. En Salmo 90:2 leemos: “Aun de tiempo indefinido a tiempo indefinido [es decir, siempre] tú eres Dios”. ¿Verdad que solo pensarlo resulta impresionante?

17 Hay otra razón por la que Jehová es singular: él es el único Creador. Revelación 4:11 dice: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”. Jehová es el Creador de todo lo que existe: los espíritus invisibles de los cielos, las estrellas que brillan en el firmamento, las frutas que crecen en los árboles, los peces que pueblan mares y ríos, y mucho más.

¿PUEDE USTED ACERCARSE A JEHOVÁ?
18 Hay quienes se sienten un poco intimidados por las impresionantes cualidades de Jehová. Temen que Dios esté tan alto que nunca puedan acercarse a él o que siquiera le importen. ¿Es correcta esta idea? La Biblia enseña todo lo contrario, pues afirma que Jehová “no está muy lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27). Incluso nos hace esta invitación: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8).


La Biblia enseña que Jehová es el amoroso Creador del universo

19 ¿Cómo puede usted acercarse al Creador? Para empezar, no deje de hacer lo que está haciendo ahora mismo: aprender todo lo que pueda acerca de Dios. Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). En efecto, según enseña la Biblia, el conocimiento de Jehová y Jesús lleva a la “vida eterna”. Ya vimos que “Dios es amor” (1 Juan 4:16). Pero Jehová tiene muchas otras cualidades, todas hermosas y atrayentes. Por ejemplo, la Biblia dice que es “misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad” (Éxodo 34:6). Es un Dios “bueno y [...] listo para perdonar” (Salmo 86:5). Es paciente (2 Pedro 3:9). Es leal (Revelación 15:4). A medida que siga leyendo la Biblia, verá que Jehová ha demostrado estas atrayentes cualidades y muchas más.

20 Es cierto que a Dios no podemos verlo, pues es un espíritu (Juan 1:18; 4:24; 1 Timoteo 1:17). Sin embargo, la Biblia explica cómo es. Tal como dijo el salmista, usted puede “contemplar la agradabilidad de Jehová” (Salmo 27:4; Romanos 1:20). Cuanto más aprenda sobre él, más real será para usted, y más razones tendrá para amarlo y sentirse cerca de él.


El amor de un buen padre es un reflejo de un amor mucho mayor: el que nos tiene nuestro Padre celestial

21 Poco a poco irá entendiendo por qué nos anima la Biblia a verlo como nuestro Padre (Mateo 6:9). No solo nos dio la vida, sino que desea que la vivamos del mejor modo posible, lo mismo que todo buen padre quiere para sus hijos (Salmo 36:9). La Biblia también enseña que los seres humanos podemos ser amigos de Jehová (Santiago 2:23). ¡Imagínese: usted puede ser amigo del Creador del universo!

22 Cuando aprenda más de la Biblia, quizá haya personas que, con buenas intenciones, le aconsejen que deje de estudiarla. Tal vez lo hagan porque les preocupe que usted cambie de creencias. Pero no permita que nadie le impida cultivar la amistad con Dios, la mejor amistad que usted puede tener.

23 Lógicamente, habrá cosas que no entenderá al principio. Pero no tenga miedo de pedir ayuda. Jesús dijo que es bueno ser humilde como un niño (Mateo 18:2-4). Y ya sabemos que los niños siempre están preguntando. Dios desea que usted encuentre las respuestas. De hecho, la Biblia habla muy bien de ciertas personas de la antigüedad que tenían el intenso deseo de conocer a Dios. Por esa razón, examinaron con cuidado las Escrituras y se aseguraron de que lo que aprendían era la verdad (Hechos 17:11).

24 El mejor modo de conocer a Jehová es examinando la Biblia, un libro diferente de los demás. ¿Qué lo hace distinto?

El buen samaritano

Jesús y la mujer samaritana