La Palabra de Dios establece una íntima conexión entre la vigilancia espiritual y la oración (Col. 4:2; 1 Ped. 4:7). Cristo al poco rato de haberles pedido a sus discípulos que se mantuvieran velando, es decir, que se mantuvieran alertas, Él les dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mat. 26:41). ¿Era este consejo aplicable únicamente a la grave situación en que se hallaban? No. Su consejo encierra un principio por el que todos nosotros, hoy, debemos guiarnos todos los días.
miércoles, abril 8
martes, octubre 25
Un Dios presto para perdonar
"Porque tú, Señor, eres bueno y aperdonador,
y abundas en misericordia para con todos los que te invocan" (Salmo85:6).
Cuando nosotros pecamos, seguramente sentimos también el peso aplastante de la conciencia dolida. Es un remordimiento saludable, pues como puede movernos a dar los siguientes pasos debidos para corregír los errores. Sin embargo, existe el peligro de ahogarse en la culpa.
El corazón pudiera condenarnos, obsecionado con la idea de que Dios no nos perdonará, sin importar lo arrepentidos que estemos. Si nos "traga" la culpa, Satanas tal vez aproveche y nos incite a darnos por vencidos y a creer que Dios nos concidera inútiles e indignos de servirle (2 Corintios 2:5-11).
Razones por la que Nuestro Padre Celestial está listo para perdonar. Dios tiene la plena conciencia de que nuestras limitaciones. Como diee Salmo 103:14 "porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos apolvo". En efecto, no olvida que somos criaturas hechas de polvo, con las flaquezas y debilidades que conlleva la imperfección. Por otro lado, la indicación de que conoce "la formación de nosotros" nos recuerda lo que dice en Jeremías 18:2-6 que compara a Dios a un ceramista y alos seres humanos a vasijas a las que dá forma.El gran alfarero regula su manera de tratarnos de acuerdo con la fragilidad de nuestra naturaleza pecaminosa y con la respuesta -positiva o negativa- que demos a su dirección.
Nuestro Padre Celestial comprende el poder del pecado, al que describe en su Palabra
como una fuerza que nos tiene en sus garras mortiferas, Ahora bien, ¿hasta qué grado nos domina? El apóstol Pablo indica en su carta a los Romanos que, tal como los soldados están subordinados al comandante, nosotros nos hayamos "bajo el pecado" (Romanos 3:9) El cual reina sobre la humanidad (Romanos 5:21) y reside o mora en nuestro interior (Romanos 7:17,20); además la ley del pecado actúa siempre en nosotros y trata de dirigirnos (Romanos 7: 23,25) ¡Con cuanta fuerza tiene sometida a nuestra naturaleza imperfecta! (Romanos 7:21,24).
Así que, Dios sabe que, por mucho que deseemos obedecerle, no lograremos hacerlo a la perfección. En muetra de amor, nos asegura que nos perdonará si imploramos su misericordia con arrepentimiento sincero Salmo 51:17 "Los sacrificios de [para] Dios son el espíritu quebrantado; [un] corazón quebrantado y contrito no despreciarás tú, oh Dios". No, nunca rechazara un corazón quebrantado y aplastado por la carga de la culpabilidad.
¿Qué ocurre con las consecuencias?
¿Se desprende de la actitud perdonadora de Dios que el arrepentimiento queda exento de todas las consecuencias de su mala conducta? De ninguna manera. No podemos pecar con inpunidad. Pablo escribió: "porque todo lo que el hombre siembre, eso también segará" (Gál. 6:7). Por tanto, quizás tengamos que afrentar algunas repercuciones de nuestros actos. Si embargo, esto no quiere decír que, de adsolvernos, Dios haga que suframos penalidades. Cuando estas surjan, los creyentes arrepentidos no deberían creer que Él los está castigando por sus faltas del pasado "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie [con cosas malas]" (Santiago 1:13).
Por otro lado, Él no nos resguarda de todos los efectos de nuestros errores. Entre secuelas ineludibles figuran divorcios, embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, y la perdida de la confianza o el respeto.
No olvidemos que aunque Dios perdonó a David las transgresiones cometidas con Betsabé y Urías, no lo amparó de las calamidades consiguientes (2 Samuel 12:9-12).
martes, octubre 19
¿Cómo adquirir conocimiento de Dios?
Algunos quizás duden de que Dios quiera darse a conocer al hombre. Si de veras quiere, ¿cómo lo hace?
JUAN CALVINO, reformador protestante del siglo XVI, concluyó correctamente que el hombre no puede por sus propios esfuerzos llegar a conocer a Dios a menos que Él se revele a la humanidad. No obstante, algunos tal vez se pregunten si Dios de veras se interesa en darse a conocer a los seres humanos. Y si está interesado en revelarse, ¿cómo lo hace?
Jehová, el “Magnífico Creador”, tiene una razón para todo lo que hace, y como “Dios Todopoderoso” está totalmente capacitado para llevar a cabo sus propósitos (Eclesiastés 12:1; Éxodo 6:3). Podemos estar seguros de que ha estado dispuesto a revelar sus propósitos al hombre, pues el profeta Amós escribió por inspiración divina: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Note, sin embargo, que la Biblia dice que Dios reveló sus propósitos únicamente a sus siervos, es decir, a los que lo amaban de verdad. Tal proceder es lógico, ¿cierto? ¿A quién le revela usted sus asuntos confidenciales? ¿A cualquier persona, o a sus amigos más allegados? (Amós 3:7; Isaías 40:13, 25, 26.)
La sabiduría y el conocimiento de Dios infunden admiración en los humildes. Esto es un hecho. Pero la Biblia indica que se necesita más que admiración para obtener verdadero provecho de la sabiduría y el conocimiento de Dios: ‘Hijo mío, si recibieres mis palabras,
Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a la prudencia,
Si clamares a la inteligencia,
Y a la prudencia dieres tu voz;
Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros’ (Proverbios 2:1-4).
La persona humilde de corazón hace esa clase de esfuerzo por llegar a conocer a Dios y lo logra. Ese pasaje de Proverbios sigue diciendo: “Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”. Así es, quienes buscan sinceramente la verdad pueden entender “justicia, juicio
Y equidad, y todo buen camino.” (Proverbios 2:6-9).
En busca de la verdad
The Encyclopedia of Religion comenta: “La vida humana se caracteriza por la necesidad de distinguir entre lo real y lo irreal, lo poderoso y lo que no lo es, lo verdadero y lo engañoso, lo puro y lo contaminado, lo claro y lo confuso, así como de determinar los asuntos que se hallan en una zona gris”. A fin de satisfacer esa necesidad, la gente lleva mucho tiempo buscando la verdad. El salmista llama a Jehová “el Dios de la verdad”; de modo que, al grado que cada persona acuda a Jehová en busca de la verdad, a tal grado progresará en hallarla (Salmo 31:5).
El nombre Jehová significa literalmente “Él Hace que Llegue a Ser” (Génesis 2:4, nota). De modo que el significado mismo del nombre de Dios destaca que es el Creador y que tiene un propósito. En realidad, conocer y usar el nombre de Jehová es un sello distintivo de la religión verdadera. Jesús reconoció claramente este hecho. Respecto a sus discípulos, él dijo a Dios en oración: “Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” (Juan 17:26).
Apoyándose en su amistad con Dios, José, un hebreo de la antigüedad que se enfrentó con la tarea de revelar el significado de unos sueños, dijo con confianza: “¿No son de Dios las interpretaciones?” (Génesis 40:8; 41:15, 16).
Siglos después, el rey Nabucodonosor de Babilonia tuvo un sueño que sus sabios no pudieron interpretar. El profeta Daniel le aseguró al monarca: “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días” (Daniel 2:28).
El conocimiento de Dios se consigue a nivel individual, de familia y de congregación
Los ejemplos de José y Daniel demuestran que la sabiduría y el conocimiento de Dios están disponibles solo a quienes sirven a Jehová Dios. Ahora bien, conseguir el favor divino pudiera requerir abandonar algunos puntos de vista que tengamos. Eso fue precisamente lo que tuvieron que hacer los judíos del siglo primero que se convirtieron al cristianismo. Como desde niños se les había enseñado a respetar y obedecer las leyes establecidas por el sistema de cosas judío, necesitaron tiempo para aceptar a Jesús como el Mesías. Este había venido para cumplir la Ley mosaica, la cual sirvió como una "sombra de los bienes venideros” (Hebreos 10:1; Mateo 5:17; Lucas 24:44, 45). La Ley mosaica fue reemplazada por algo muy superior: “cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2; Romanos 13:10; Santiago 2:8).
Todos hemos nacido en un mundo alejado de Dios. Debido al pecado que heredamos de nuestros primeros padres, nacimos en un estado de enemistad con Dios, sin un conocimiento exacto de sus propósitos. También heredamos un corazón traicionero (Jeremías 17:9; Efesios 2:12; 4:18; Colosenses 1:21). Si queremos ser amigos de Dios, tenemos que aprender a conformar nuestro modo de pensar a los caminos de él. Lograrlo no es nada fácil.
Puede que nos cueste desechar ideas o prácticas religiosas falsas, sobre todo si nos las inculcaron de niños. Pero ¿es sensato seguir en un proceder equivocado? ¡Claro que no! Es mucho más prudente cambiar nuestra forma de pensar y así conseguir la aprobación de Dios.
El conducto que Dios utiliza para instruirnos
¿Dónde podemos encontrar ayuda para entender la Palabra de la verdad y luego vivir en conformidad con ella? En el antiguo Israel, Dios colocó hombres confiables y leales en puestos de responsabilidad para dirigir a la nación. Hoy día, Cristo, el Cabeza de la congregación cristiana, dirige de la misma manera a quienes sinceramente buscan la verdad. Lo hace mediante sus seguidores confiables y leales, que constituyen el conducto responsable de dirigir y proteger a los que de veras buscan la verdad (Mateo 24:45-47; Colosenses 1:18). Pero ¿cómo podemos identificar el conducto que Dios utiliza para instruirnos?
Los seguidores verdaderos de Jesucristo se esmeran por reflejar las mismas cualidades que él demostró como ser humano. En este mundo cada vez más perverso, es fácil reconocer a estos seguidores porque son los únicos que manifiestan dichas cualidades espirituales (véase el recuadro*). ¿Ve esas cualidades en los miembros de su religión o de las religiones de sus vecinos? Vale la pena que investigue este asunto con la ayuda de la Biblia.
*QUIENES TRABAJAN EN ARMONÍA CON DIOS...
... se mantienen neutrales en los conflictos políticos (Isaías 2:4).
... producen buen fruto al hacer la voluntad divina (Mateo 7:13-23).
... se tienen amor de verdad (Juan 13:35; 1 Juan 4:20).
... hablan todos en unidad (Miqueas 2:12).
... no imitan la mala conducta ni las actitudes impropias del mundo que los rodea (Juan 17:16).
... dan testimonio de la verdad y hacen discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20)
... se reúnen regularmente y se animan unos a otros (Hebreos 10:25).
... alaban a Dios (Revelación [Apocalipsis] 7:9, 10).
domingo, agosto 1
¿Escuchamos a Dios todos los días?
¿VERDAD que todos nos miramos con frecuencia al espejo? La mayoría lo hacemos al menos una vez al día, y algunos puede que más. La razón es que a todos nos importa cómo nos vemos.
Pues bien, leer la Biblia es como mirarse en un espejo (Santiago 1:23-25). Su mensaje inspirado por Dios nos permite ver nuestra verdadera personalidad. Como dice Hebreos 4:12, “penetra hasta dividir entre alma y espíritu”; es decir, nos ayuda a distinguir entre lo que parece que somos y lo que realmente somos. Y al igual que un espejo, nos muestra qué cambios debemos hacer.
Pero la Palabra de Dios no se limita a indicarnos los aspectos que debemos mejorar; también nos enseña la manera de lograrlo. El apóstol Pablo explicó que la Biblia cumple diversas funciones: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16, 17). Es interesante notar que de las cuatro funciones aquí mencionadas, tres —censurar, rectificar las cosas y disciplinar— conllevan cambios de actitud y conducta. Si nuestro exterior nos importa tanto que todos los días nos miramos en el espejo, ¿no debería importarnos más saber cómo somos en nuestro interior? Pues la única forma de averiguarlo es leyendo la Biblia a diario.
Recordemos qué fue lo que Jehová Dios le dijo a Josué cuando le confió la dirección de Israel: “Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente” (Josué 1:8). Para tener éxito en su labor, Josué tenía que leer la Palabra de Dios “día y noche”, esto es, de forma regular.
El Salmo 1 también destaca los beneficios de la lectura diaria de la Biblia. Allí dice: “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos, y en el camino de los pecadores no se ha parado, y en el asiento de los burladores no se ha sentado. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja. Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:1-3). Obviamente, todos queremos que nos vaya tan bien como al hombre que aquí se describe.
De ahí que muchas personas tengan la costumbre de leer la Biblia todos los días. Cuando se le preguntó a cierto cristiano por qué lo hacía, dijo: “Si oro a Dios varias veces al día y espero que me escuche, ¿no debería yo también escucharlo a él leyendo su Palabra a diario? Un buen amigo no habla todo el tiempo, también escucha”. En efecto, leer la Biblia es como escuchar a Dios diciéndonos lo que piensa sobre diversos temas.
Cómo lograrlo
Quizás ya haya intentado antes seguir un programa de lectura de la Biblia. Sin duda, leerla de principio a fin es una buena forma de profundizar sus conocimientos bíblicos. No obstante, hay quienes han empezado a hacerlo en numerosas ocasiones, pero no han conseguido terminarla por una razón u otra. ¿Le ha pasado a usted lo mismo? A continuación le damos dos sugerencias que pueden ayudarle a alcanzar la meta de leer la Biblia entera.
¿Por qué no aparta un momento para leer la Biblia cada día?
Fije un horario específico. Piense en qué momento del día podría leer la Biblia, y apártelo para ese fin. Pero por si algo le impide hacerlo en ese momento, tenga preparada también una segunda opción. De este modo será más difícil que pase un día sin que haya leído la Palabra de Dios. Así imitará a ciertos ciudadanos de la antigua Berea, de quienes se dijo que “recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).
Tenga un objetivo claro. Por ejemplo, si quiere leer la Biblia entera en solo un año, tendrá que leer entre tres y cinco capítulos al día.
Pero no se conforme con leer la Biblia entera una sola vez. Puede usar el mismo método para hacerlo todos los años, quizás empezando por una sección diferente en cada ocasión. O si prefiere leerla a un ritmo más lento, puede repartir entre dos o más días la lectura asignada para un día.
La Palabra de Dios puede leerse multitud de veces, y siempre descubriremos detalles nuevos que afecten nuestra vida, cosas que nunca antes habíamos notado. ¿Sabe por qué? Porque “la escena de este mundo está cambiando” y, como resultado, nuestras circunstancias varían constantemente (1 Corintios 7:31). Por lo tanto, resuélvase a mirarse todos los días en el espejo de la Palabra de Dios, la Biblia. Así escuchará a diario lo que Jehová Dios le quiere decir (Salmo 16:8).
miércoles, junio 30
¿Por qué debo leer?
para jóvenes adolescentes...
“No tengo paciencia para leer. Prefiero ver la televisión.”—Margarita, de 13 años (Rusia).
“Si me dan a escoger entre leer un libro y jugar al baloncesto, escojo el baloncesto.”—Oscar, de 19 años (Estados Unidos).
SI HAS leído hasta aquí, probablemente sea porque reconoces la importancia de la lectura. Aun así, la idea de leer un libro o tan solo un artículo de una revista quizás te parezca como tener que tomar un jarabe: sabes que te conviene, pero prefieres evitarlo.
Se han entrevistado a jóvenes de once países para saber qué piensan sobre las dificultades y los beneficios de la lectura. A continuación te ofrecemos sus opiniones.
¿Por qué te cuesta tanto trabajo ponerte a leer?
“Pocas veces tengo tiempo para hacerlo.”—Semsihan, de 19 años (Alemania).
“La lectura exige mucho esfuerzo, y quizás soy un poco perezoso.”—Ezekiel, de 19 años (Filipinas).
“No me gusta que me obliguen a leer cosas aburridas.”—Christian, de 15 años (Inglaterra).
“Si el libro es delgado, tal vez me anime a leerlo. Pero si veo que es gordo, se me quitan las ganas.”—Eriko, de 18 años (Japón).
"Como me distraigo fácilmente, no puedo concentrarme.”—Francisco, de 13 años (Sudáfrica).
A los jóvenes cristianos se les anima a leer la Biblia (Salmo 1:1-3). ¿Te resulta difícil? Y si es así, ¿por qué razón?
“La Biblia es un libro tan grande... Parece que uno va a tardar toda la vida en leerlo.”—Anna, de 13 años (Rusia).
“Algunas partes me resultan pesadas y muy poco entretenidas.”—Jezreel, de 11 años (India).
“Me resulta difícil leer la Biblia con regularidad porque tengo un horario muy desorganizado.”—Elsa, de 19 años (Inglaterra).
“No es fácil porque las tareas y las actividades escolares me ocupan mucho tiempo.”—Zurisadai, de 14 años (México).
“Me cuesta trabajo leer la Biblia porque no sé cómo limitar el tiempo que dedico a mis aficiones.”—Sho, de 14 años (Japón)
Está claro que leer puede resultar difícil, pero ¿vale la pena? ¿Cómo te ha beneficiado a ti?
“La lectura ha ampliado mis conocimientos y me ha dado más seguridad en mí misma cuando hablo con la gente.” Monisha, de 14 años (India).
“Cuando leo, me relajo y consigo olvidar mis problemas.” Alison, de 17 años (Australia).
“Leyendo visito lugares que de otra forma nunca podría ver.”—Duane, de 19 años (Sudáfrica).
“Me ayuda a averiguar las cosas por mí mismo, y así no dependo de lo que otros me digan.”—Abihú, de 16 años (México).
RELACIONA LAS IDEAS
Trata de asociar lo que estás leyendo con lo que ya sabes sobre ti mismo y tu entorno. Pregúntate qué relación tiene el texto...
... con tus lecturas anteriores: ¿Se parecen estas situaciones o problemas a los descritos en otros libros, revistas o relatos que ya he leído? ¿Me recuerdan a otros personajes los protagonistas?
... contigo: ¿Tiene algo que ver la información con mis circunstancias, mi cultura y mis dudas? ¿Puedo usarla para resolver mis problemas o mejorar mi vida?
... con tu entorno: ¿Qué me enseña esta información sobre la naturaleza, el medio ambiente, las diversas culturas o los problemas sociales? ¿Qué me revela acerca del Creador?
¿Qué te ayudó a disfrutar de la lectura?
“Desde que era muy pequeña, papá y mamá me animaron a leer en voz alta.”—Tanya, de 18 años (India).
“Mis padres me enseñaron a usar la imaginación para visualizar lo que leía.”—Daniel, de 18 años (Inglaterra).
“Papá me recomendó que empezara por leer los libros de la Biblia que me resultaban más interesantes, como Salmos o Proverbios. Ahora leo la Palabra de Dios por placer y no por obligación.”—Charene, de 16 años (Sudáfrica).
Cuando cumplí cuatro años, ya tenía una mesa de escritorio y una estantería con todos los libros que mis padres habían ido reuniendo para mí desde que nací.”—Airi, de 14 años (Japón).
¿Por qué crees que es importante leer la Biblia?
“La gente tiene muchas ideas equivocadas sobre la Biblia, por eso es mejor comprobar por uno mismo cuáles son ciertas.” (Hechos 17:11.)—Matthew, de 15 años (Estados Unidos).
“Es verdad que leer la Biblia exige mucha meditación, pero hacerlo me ha ayudado a expresarme con más confianza y claridad cuando hablo a los demás de mis creencias.” (1 Timoteo 4:13.)—Jane, de 19 años (Inglaterra).
“Cuando leo la Biblia, siento que Dios me está hablando directamente. A veces me emociono.” (Hebreos 4:12.)—Obadiah, de 15 años (India).
“Cada vez disfruto más leyendo la Biblia porque me muestra lo que Dios piensa de mí y me da buenos consejos.” (Isaías 48:17, 18.) Viktoriya, de 14 años (Rusia).
¿Cómo te organizas para leer la Biblia con regularidad?
“Sigo un horario. Lo primero que hago al levantarme es leer un capítulo de la Biblia.”—Lais, de 17 años (Brasil).
“Tengo la costumbre de leer la Biblia y otras publicaciones cristianas en mi viaje diario en tren a la escuela. He podido hacerlo durante los últimos cuatro años.”—Taichi, de 19 años (Japón).
“Todas las noches antes de dormir, leo una porción de la Biblia.”—Maria, de 15 años (Rusia).
“Leo la Biblia por las mañanas antes de ir a la escuela.”—James, de 17 años (Inglaterra).
Estos comentarios muestran que la lectura puede darte más seguridad en ti mismo y ampliar tus conocimientos. Leer la Biblia y literaturas basadas en ella, también contribuirá a “ac[ercarte] a Dios” (Santiago 4:8). Así pues, aunque te parezca difícil, ¡no te rindas!
PARA PENSAR
¿Por qué es importante que leas la Palabra de Dios?
¿De dónde puedes ‘comprar tiempo’ para la lectura de la Biblia y publicaciones basadas en ella? (Efesios 5:15, 16.)
miércoles, junio 16
Why Does God Allow Suffering?
Why Does God Allow Suffering?
Has God caused the suffering in the world?
What issue was raised in the garden of Eden?
How will God undo the effects of human suffering?
AFTER a terrible battle in one war-torn land, the thousands of civilian women and children who had been killed were buried in a mass grave surrounded by markers. Each marker bore this inscription: “Why?” Sometimes that is the most painful question of all. People ask it sadly when war, disaster, disease, or crime takes their innocent loved ones, destroys their home, or brings them untold suffering in other ways. They want to know why such tragedies befall them.
2 Why does God allow suffering? If Jehovah God is all-powerful, loving, wise, and just, why is the world so full of hatred and injustice? Have you ever wondered about these things yourself?
3 Is it wrong to ask why God allows suffering? Some worry that asking such a question means that they do not have enough faith or that they are showing disrespect for God. When reading the Bible, however, you will find that faithful, God-fearing people had similar questions. For example, the prophet Habakkuk asked Jehovah: “Why is it that you make me see what is hurtful, and you keep looking upon mere trouble? And why are despoiling and violence in front of me, and why does quarreling occur, and why is strife carried?”—Habakkuk 1:3.
Jehovah will end all suffering
4 Did Jehovah scold the faithful prophet Habakkuk for asking such questions? No. Instead, God included Habakkuk’s sincere words in the inspired Bible record. God also helped him to get a clearer understanding of matters and to gain greater faith. Jehovah wants to do the same for you. Remember, the Bible teaches that “he cares for you.” (1 Peter 5:7) God hates wickedness and the suffering it causes far more than any human does. (Isaiah 55:8, 9) Why, then, is there so much suffering in the world?
WHY SO MUCH SUFFERING?
5 People of various religions have gone to their religious leaders and teachers to ask why there is so much suffering. Often, the response is that suffering is God’s will and that he long ago determined everything that would ever happen, including tragic events. Many are told that God’s ways are mysterious or that he brings death upon people—even children—so that he can have them in heaven with him. As you have learned, though, Heavenly Father never causes what is bad. The Bible says: “Far be it from the true God to act wickedly, and the Almighty to act unjustly!”—Job 34:10.
6 Do you know why people make the mistake of blaming God for all the suffering in the world? In many cases, they blame Almighty God because they think that he is the real ruler of this world. They do not know a simple but important truth that the Bible teaches. You learned that truth in Chapter 3 of this book. The real ruler of this world is Satan the Devil.
7 The Bible clearly states: “The whole world is lying in the power of the wicked one.” (1 John 5:19) When you think about it, does that not make sense? This world reflects the personality of the invisible spirit creature who is “misleading the entire inhabited earth.” (Revelation 12:9) Satan is hateful, deceptive, and cruel. So the world, under his influence, is full of hatred, deceit, and cruelty. That is one reason why there is so much suffering.
8 A second reason why there is so much suffering is that, as discussed in Chapter 3, mankind has been imperfect and sinful ever since the rebellion in the garden of Eden. Sinful humans tend to struggle for dominance, and this results in wars, oppression, and suffering. (Ecclesiastes 4:1; 8:9) A third reason for suffering is “time and unforeseen occurrence.” (Ecclesiastes 9:11) In a world without Jehovah as a protective Ruler, people may suffer because they happen to be in the wrong place at the wrong time.
9 It is comforting for us to know that God does not cause suffering. He is not responsible for the wars, the crimes, the oppression, or even the natural disasters that cause people to suffer. Still, we need to know, Why does Jehovah allow all this suffering? If he is the Almighty, he has the power to stop it. Why, then, does he hold back? The loving God that we have come to know must have a good reason.—1 John 4:8.
A VITAL ISSUE IS RAISED
10 To find out why God allows suffering, we need to think back to the time when suffering began. When Satan led Adam and Eve into disobeying Jehovah, an important question was raised. Satan did not call into question Jehovah’s power. Even Satan knows that there is no limit to Jehovah’s power. Rather, Satan questioned Jehovah’s right to rule. By calling God a liar who withholds good from his subjects, Satan charged that Jehovah is a bad ruler. (Genesis 3:2-5) Satan implied that mankind would be better off without God’s rulership. This was an attack on Jehovah’s sovereignty, his right to rule.
11 Adam and Eve rebelled against Jehovah. In effect, they said: “We do not need Jehovah as our Ruler. We can decide for ourselves what is right and what is wrong.” How could Jehovah settle that issue? How could he teach all intelligent creatures that the rebels were wrong and that his way truly is best? Someone might say that God should simply have destroyed the rebels and made a fresh start. But Jehovah had stated his purpose to fill the earth with the offspring of Adam and Eve, and he wanted them to live in an earthly paradise. (Genesis 1:28) Jehovah always fulfills his purposes. (Isaiah 55:10, 11) Besides that, getting rid of the rebels in Eden would not have answered the question that had been raised regarding Jehovah’s right to rule.
Is the student more qualified than the teacher?
12 Let us consider an illustration. Imagine that a teacher is telling his students how to solve a difficult problem. A clever but rebellious student claims that the teacher’s way of solving the problem is wrong. Implying that the teacher is not capable, this rebel insists that he knows a much better way to solve the problem. Some students think that he is right, and they also become rebellious. What should the teacher do? If he throws the rebels out of the class, what will be the effect on the other students? Will they not believe that their fellow student and those who joined him are right? All the other students in the class might lose respect for the teacher, thinking that he is afraid of being proved wrong. But suppose that the teacher allows the rebel to show the class how he would solve the problem.
13 Jehovah has done something similar to what the teacher does. Remember that the rebels in Eden were not the only ones involved. Millions of angels were watching. (Job 38:7; Daniel 7:10) How Jehovah handled the rebellion would greatly affect all those angels and eventually all intelligent creation. So, what has Jehovah done? He has allowed Satan to show how he would rule mankind. God has also allowed humans to govern themselves under Satan’s guidance.
14 The teacher in our illustration knows that the rebel and the students on his side are wrong. But he also knows that allowing them the opportunity to try to prove their point will benefit the whole class. When the rebels fail, all honest students will see that the teacher is the only one qualified to lead the class. They will understand why the teacher thereafter removes any rebels from the class. Similarly, Jehovah knows that all honesthearted humans and angels will benefit from seeing that Satan and his fellow rebels have failed and that humans cannot govern themselves. Like Jeremiah of old, they will learn this vital truth: “I well know, O Jehovah, that to earthling man his way does not belong. It does not belong to man who is walking even to direct his step.”—Jeremiah 10:23.
WHY SO LONG?
15 Why, though, has Jehovah allowed suffering to go on for so long? And why does he not prevent bad things from happening? Well, consider two things that the teacher in our illustration would not do. First, he would not stop the rebel student from presenting his case. Second, the teacher would not help the rebel to make his case. Similarly, consider two things that Jehovah has determined not to do. First, he has not stopped Satan and those who side with him from trying to prove that they are right. Allowing time to pass has thus been necessary. In the thousands of years of human history, mankind has been able to try every form of self-rule, or human government. Mankind has made some advances in science and other fields, but injustice, poverty, crime, and war have grown ever worse. Human rule has now been shown to be a failure.
16 Second, God has not helped Satan to rule this world. If God were to prevent horrible crimes, for instance, would he not, in effect, be supporting the case of the rebels? Would God not be making people think that perhaps humans can govern themselves without disastrous results? If Jehovah were to act in that way, he would become party to a lie. However, “it is impossible for God to lie.”—Hebrews 6:18.
God will help you to endure suffering
17 What, though, about all the harm that has been done during the long rebellion against God? We do well to remember that Jehovah is almighty. Therefore, he can and will undo the effects of mankind’s suffering. As we have already learned, the ruining of our planet will be undone by the turning of the earth into Paradise. The effects of sin will be removed through faith in Jesus’ ransom sacrifice, and the effects of death will be reversed by means of the resurrection. God will thus use Jesus “to break up the works of the Devil.” (1 John 3:8) Jehovah will bring all of this about at just the right time. We can be glad that he has not acted sooner, for his patience has given us the opportunity to learn the truth and to serve him. (2 Peter 3:9, 10) Meanwhile, God has been actively seeking sincere worshipers and helping them to endure any suffering that may come upon them in this troubled world.—John 4:23; 1 Corinthians 10:13.
18 Some might wonder, Could all this suffering have been prevented if God had created Adam and Eve in such a way that they could not rebel? To answer that question, you need to remember a precious gift that Jehovah has given you.
HOW WILL YOU USE THE GIFT FROM GOD?
19 As was noted in Chapter 5, humans were created with free will. Do you realize what a precious gift that is? God has made countless animals, and these are driven largely by instinct. (Proverbs 30:24) Man has made some robots that can be programmed to follow every command. Would we be happy if God had made us like that? No, we are glad to have the freedom to make choices about what kind of person to become, what course of life to pursue, what friendships to form, and so on. We love to have a measure of freedom, and that is what God wants us to enjoy.
20 God is not interested in service performed under compulsion. (2 Corinthians 9:7) To illustrate: What would please a parent more—a child’s saying “I love you” because he is told to say it or his saying it freely from the heart? So the question is, How will you use the free will that Jehovah has given you? Satan, Adam, and Eve made the worst possible use of free will. They rejected Jehovah God. What will you do?
21 You have the opportunity to put the marvelous gift of free will to the best possible use. You can join the millions who have taken a stand on Jehovah’s side. They make God rejoice because they take an active part in proving Satan a liar and a miserable failure as a ruler. (Proverbs 27:11)
THE BIBLE TEACHES
God does not cause the bad conditions in the world.—Job 34:10.
By calling God a liar and saying that He withholds good from His subjects, Satan questioned Jehovah’s right to rule.—Genesis 3:2-5.
Jehovah will use his Son, the Ruler of the Messianic Kingdom, to end all human suffering and to undo its effects.—1 John 3:8.
martes, junio 8
Cómo tener una vida familiar feliz
¿Qué hace falta para ser un buen esposo?
¿Cómo puede cumplir la esposa con su papel?
¿Qué implica ser un buen padre o una buena madre?
¿Cómo pueden ayudar los hijos a que la familia sea feliz?
DIOS, Nuestro Padre Celestial desea que las familias sean felices. Por eso, en su Palabra, la Biblia, ofrece pautas a cada uno de sus miembros y explica lo que espera de ellos. Cuando se siguen sus consejos, se obtienen muy buenos resultados. Como dijo Jesús: “¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:28).
2 Para tener una vida familiar feliz, debemos reconocer que fue Jehová quien creó la familia. Jesús mismo dijo que Dios es nuestro “Padre” (Mateo 6:9). En efecto, todas las familias de la Tierra existen gracias a nuestro Padre celestial, y por eso él sabe lo que las hace felices (Efesios 3:14, 15). Pues bien, según la Biblia, ¿qué espera Dios de cada miembro de la familia?
EL ORIGEN DIVINO DE LA FAMILIA
3 Jehová creó a los dos primeros seres humanos, Adán y Eva, y los unió en matrimonio. Les dio como hogar un hermoso paraíso terrestre —el jardín de Edén— y les mandó que tuvieran hijos. Les dijo: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” (Génesis 1:26-28; 2:18, 21-24). Este relato no es un cuento ni una leyenda. Jesús mostró que la explicación que da el libro de Génesis sobre el comienzo de la vida familiar es cierta (Mateo 19:4, 5). Ahora tenemos muchos problemas y la vida no es como Dios quería al principio, pero aun así es posible que las familias sean felices. Veamos por qué.
4 Todos podemos poner de nuestra parte para que nuestra familia sea feliz. Para ello, debemos imitar a Dios y demostrarnos amor (Efesios 5:1, 2). Pero ¿cómo vamos a imitar a Dios, si ni siquiera lo vemos? Aunque es cierto que no lo vemos, podemos saber cómo actúa, ya que envió a su Hijo primogénito a la Tierra (Juan 1:14, 18). Este Hijo, Jesucristo, imitó tan bien a su Padre celestial que ver y escuchar a Jesús era lo mismo que estar con Jehová y escucharlo (Juan 14:9). Así que todos podemos contribuir a que nuestra vida familiar sea más feliz si nos fijamos en el amor que demostró Jesús y seguimos su ejemplo.
EL MODELO PARA LOS ESPOSOS
5 La Biblia dice que el hombre debe tratar a su mujer tal como Jesús trató a sus discípulos. Fíjese en este mandato bíblico: “Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella [...]. De esta manera los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la congregación” (Efesios 5:23, 25-29).
6 El amor que Jesús mostró a su congregación, es decir, a sus seguidores, es un ejemplo perfecto para los esposos. Aunque los discípulos eran imperfectos, Jesús “los amó hasta el fin”, pues sacrificó su vida por ellos (Juan 13:1; 15:13). Por eso a los casados se les pide que “sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas” (Colosenses 3:19). ¿Qué ayudará al esposo a poner en práctica este consejo, sobre todo si a veces su mujer no actúa con buen juicio? Recordar que él también comete errores y que para que Dios lo perdone debe hacer algo. ¿De qué se trata? Debe perdonar primero a los que pecan contra él, lo que incluye a su esposa. Por supuesto, ella tiene que hacer lo mismo (Mateo 6:12, 14, 15). Por esa razón se dice que un matrimonio feliz es la unión de dos personas que saben perdonar.
7 Los esposos también deben fijarse en que Jesús fue siempre considerado con sus discípulos. Tuvo en cuenta sus limitaciones y sus necesidades físicas. Por ejemplo, en una ocasión en la que estaban cansados les dijo: “Vengan, [...] en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco” (Marcos 6:30-32). La esposa merece la misma consideración. La Biblia se refiere a la mujer con la expresión “un vaso más débil” —lo que quiere decir que es un ser más delicado— y manda al esposo que le dé “honra”. ¿Por qué? Porque tanto él como ella recibirán por igual el “favor inmerecido de la vida” (1 Pedro 3:7). Los esposos deben recordar que lo que nos hace valiosos a los ojos de Dios no es el hecho de que seamos hombres o mujeres, sino de que seamos fieles (Salmo 101:6).
8 La Biblia dice que el hombre que “ama a su esposa, a sí mismo se ama”. La razón es que “ya no son dos, sino una sola carne”, como señaló Jesús (Mateo 19:6). Por lo tanto, los casados solo deben demostrar interés sexual en su pareja (Proverbios 5:15-21; Hebreos 13:4). Para lograrlo, cada uno de ellos debe preocuparse por satisfacer las necesidades del otro, y no solo las suyas (1 Corintios 7:3-5). Es interesante que se diga que “nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia”. El esposo debe amar a su esposa como se ama a sí mismo y debe recordar que tendrá que rendir cuentas a su cabeza, Jesucristo (Efesios 5:29; 1 Corintios 11:3).
9 El apóstol Pablo mencionó el “tierno cariño [...] de Cristo Jesús” (Filipenses 1:8). La ternura de Jesús hacía sentir bien a los demás. A sus discípulas les resultaba muy agradable la manera como las trataba (Juan 20:1, 11-13, 16). Del mismo modo, las mujeres casadas sienten la necesidad de que sus esposos les muestren ternura y cariño.
UN EJEMPLO PARA LAS ESPOSAS
10 Como toda organización, la familia necesita que alguien la dirija para funcionar bien. Hasta Jesús tiene alguien que está por encima de él y a quien se somete. “La cabeza del Cristo es Dios”, tal como “la cabeza de la mujer es el varón” (1 Corintios 11:3). Jesús siempre se somete a su Cabeza, Dios. De esa manera nos da un buen ejemplo, porque todos tenemos un cabeza a quien debemos someternos.
11 Debido a la imperfección, los esposos cometen errores y en muchas ocasiones no son cabezas de familia ideales. ¿Cómo debe reaccionar la esposa en esos casos? No debe hablar con desprecio de su marido ni intentar dirigir la familia. Tiene que recordar que Dios valora mucho el espíritu tranquilo y apacible (1 Pedro 3:4). Si tiene esa actitud, le costará menos trabajo ser sumisa a su esposo, incluso en las situaciones más difíciles. Además, las Escrituras dicen: “La esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo” (Efesios 5:33). Pero ¿y si él no acepta a Cristo como su cabeza? La Biblia les aconseja a las casadas: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto” (1 Pedro 3:1, 2).
¿Por qué fue Sara un buen ejemplo para las esposas?
12 En ocasiones puede que la esposa no esté de acuerdo con su marido, sea cristiano o no. Pero si le expresa su opinión con tacto, no le estará mostrando falta de respeto. Puede que ella tenga razón y que toda la familia se beneficie si él le hace caso. La Biblia relata que Sara le recomendó a su esposo, Abrahán, una solución práctica para un problema que tenían en su hogar. Aunque a él no le gustó la idea, Dios le dijo: “Escucha su voz” (Génesis 21:9-12). Sin embargo, cuando el esposo toma una decisión final que no va en contra de las leyes divinas, la esposa se somete a su autoridad y apoya su decisión (Hechos 5:29; Efesios 5:24).
13 La labor de la esposa es fundamental para que la familia esté bien atendida. Por ejemplo, la Biblia les dice a las casadas que “amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano, castas, trabajadoras en casa, buenas, sujetas a sus propios esposos” (Tito 2:4, 5). La esposa y madre que así lo hace se gana el cariño y el respeto de su familia (Proverbios 31:10, 28). Sin embargo, todos los matrimonios están formados por personas imperfectas. Por eso, puede que en algunas situaciones extremas terminen separándose o divorciándose. La Palabra de Dios permite la separación en ciertos casos. Pero nadie debe tomar el asunto a la ligera, pues la Biblia aconseja: “La esposa no debe irse de su esposo; [...] y el esposo no debe dejar a su esposa” (1 Corintios 7:10, 11). Además, las Escrituras solo autorizan el divorcio si uno de los miembros de la pareja ha cometido fornicación, es decir, inmoralidad sexual (Mateo 19:9).
UN EJEMPLO PERFECTO PARA LOS PADRES
14 Jesús dio a los padres el ejemplo perfecto de cómo tienen que tratar a sus hijos. Cuando algunas personas quisieron impedir que los pequeños se le acercaran, Jesús les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos”. La Biblia relata que a continuación “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos” (Marcos 10:13-16). En vista de que Jesús pasó tiempo con los niños, ¿no cree que usted debería hacer lo mismo con sus hijos? Ellos necesitan que usted les dedique mucho tiempo, no solo unos pocos ratos. Es fundamental que saque tiempo para enseñarles, pues así lo manda Jehová a los padres (Deuteronomio 6:4-9).
¿Qué pueden aprender los padres del modo como Jesús trató a los niños?
15 Vivimos en un mundo cada vez más malvado. Por eso, los hijos necesitan que sus padres los protejan de quienes traten de hacerles daño, por ejemplo, quienes quieran abusar sexualmente de ellos. Jesús protegió a sus discípulos, a quienes llamó de forma cariñosa “hijitos”. Cuando lo arrestaron, poco antes de que lo mataran, buscó la manera de que ellos pudieran escapar (Juan 13:33; 18:7-9). Si usted es padre o madre, esté pendiente de cualquier cosa que el Diablo intente hacer para perjudicar a sus hijos. Además, adviértales de los peligros (1 Pedro 5:8).* Nunca ha estado tan amenazado el bienestar físico, espiritual y moral de los niños como en nuestros días.
16 La noche antes de que Jesús muriera, sus discípulos discutieron sobre quién era el más importante. En vez de enojarse con ellos, Jesús los corrigió cariñosamente tanto de palabra como con el ejemplo (Lucas 22:24-27; Juan 13:3-8). Si usted tiene hijos, ¿cómo puede imitar a Jesús cuando los corrige? Es verdad que ellos necesitan que usted los discipline, pero solo debe hacerlo “hasta el grado debido” y nunca con furia. Piense siempre antes de hablar para que sus palabras no los hieran como “las estocadas de una espada” (Jeremías 30:11; Proverbios 12:18). Debe aplicar la disciplina de tal forma que el niño después entienda que fue lo mejor para él (Efesios 6:4; Hebreos 12:9-11).
UN MODELO PARA LOS HIJOS
17 ¿Pueden los hijos aprender algo de Jesús? Claro que sí. Él demostró con su ejemplo que los hijos deben obedecer a sus padres. Dijo: “Hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado [...], porque yo siempre hago las cosas que le agradan” (Juan 8:28, 29). Tal como Jesús fue obediente a su Padre celestial, también los hijos deben hacer caso a sus padres. De hecho, así se lo manda la Biblia (Efesios 6:1-3). Aunque Jesús fue un niño perfecto, obedeció a sus padres humanos, José y María, que eran imperfectos. Sin duda, eso contribuyó a que toda la familia fuera feliz (Lucas 2:4, 5, 51, 52).
18 ¿Cómo pueden los hijos parecerse más a Jesús y hacer felices a sus padres? Una manera es obedeciéndolos. Aunque a veces les cueste trabajo, eso es lo que Dios desea que hagan (Proverbios 1:8; 6:20). Jesús siempre obedeció a su Padre celestial, hasta en las situaciones más difíciles. Cuando llegó el momento de que hiciera algo muy difícil que Dios le había mandado, le dijo: “Remueve de mí esta copa”. Es decir, le pidió que lo librara de cumplir aquel requisito. Aun así, hizo la voluntad de Dios, porque se daba cuenta de que su Padre sabía qué era lo más conveniente (Lucas 22:42). Los hijos que aprenden a ser obedientes hacen muy felices tanto a sus padres como a su Padre celestial (Proverbios 23:22-25). #
¿En qué deben pensar los jóvenes cuando estén frente a una tentación?
19 El Diablo tentó a Jesús, y podemos estar seguros de que también tentará a los jóvenes para que hagan cosas malas (Mateo 4:1-10). Por ejemplo, pudiera utilizar la presión de los compañeros, pues sabe lo difícil que es resistirla. Por lo tanto, es fundamental que los jóvenes eviten las malas compañías (1 Corintios 15:33). Tenemos el caso de Dina, la hija de Jacob: ella se juntó con personas que no adoraban a Jehová, y eso terminó causando muchos problemas (Génesis 34:1, 2). Joven, ¿te has puesto a pensar en cuánto sufre toda la familia cuando uno de sus miembros cae, por ejemplo, en la inmoralidad sexual? (Proverbios 17:21, 25.)
EL SECRETO DE LA FELICIDAD FAMILIAR
20 Cuando surgen problemas en el hogar, es más fácil resolverlos si se siguen los consejos de la Biblia. De hecho, como ya hemos visto, poner en práctica esos consejos es el secreto de la felicidad familiar. Así pues, esposos, amen a su esposa y trátenla como Jesús trató a su congregación. Esposas, sométanse a la autoridad de su esposo e imiten a la esposa ejemplar de Proverbios 31:10-31. Padres, eduquen a sus hijos (Proverbios 22:6). Cabezas de familia, “presida[n] su propia casa excelentemente” (1 Timoteo 3:4, 5; 5:8). Por último, hijos, obedezcan a sus padres (Colosenses 3:20). Ningún miembro de la familia es perfecto; todos cometen errores. De modo que seamos humildes y pidamos perdón a los demás.
21 Sin duda alguna, la Biblia contiene muchísimos consejos valiosos para la vida familiar. Además, nos habla del nuevo mundo de Dios y del Paraíso terrestre que estará lleno de siervos felices (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4). ¡Qué futuro tan maravilloso nos espera! Pero aun ahora podemos disfrutar de una feliz vida familiar si seguimos las instrucciones que Dios nos da en su Palabra, la Biblia.
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LA BIBLIA ENSEÑA
El esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo (Efesios 5:25-29).
La esposa tiene que amar a su familia y respetar a su esposo (Tito 2:4, 5).
Los padres deben amar, enseñar y proteger a sus hijos (Deuteronomio 6:4-9).
Los hijos tienen que obedecer a sus padres (Efesios 6:1-3).
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